En junio de 2008, y como resultado de la caída de vacunaciones en el Reino Unido, el sarampión volvió a aparecer en un país donde hacía 14 años prácticamente se había erradicado. Pero los negacionistas no lo ven porque, a menos que los datos se ajusten perfectamente a sus ideas preconcebidas, no quieren verlos y los califica desdeñosamente como “otro punto de vista”. 

Ahora bien, no podemos confundir escepticismo con negacionismo. El escepticismo está movido por la ausencia o escasez de pruebas empíricas; el negacionismo está dirigido por la ideología o la religión. Además, hay una sutil diferencia entre decir “creo en el Big Bang” y “creo en la democracia”. La primera afirmación se puede resolver, en principio, con más datos y mejores teorías. La última no, porque depende de la ideología del que habla. El negacionismo surge cuando se confunden ambos tipos de cuestiones, la científica y la ideológica. Por eso el escéptico cambiará su forma de pensar a la luz de nuevos datos y un negacionista nunca lo hará.

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