Si te hablo de anillos pensarás en Sauron, una joyería o Saturno. Dejemos a los dos primeros y centrémonos en el planeta. Saturno es famoso por sus anillos y alberga un lugar especial en el imaginario colectivo por lo impresionante que se ve en fotos. Sin embargo no es, ni de lejos, el único planeta, ni el único cuerpo del sistema solar, con este tipo de estructuras. Otros planetas  tienen anillos pero también, y como mínimo, un planeta enano y un asteroide.

Pero antes de hablar de ellos, veamos cómo se forman los anillos alrededor de un planeta. Esto ocurre principalmente cuando un objeto relativamente grande, como un asteroide o una luna, pasan el conocido como límite de Roche  ¿podría la Luna . Este límite es el punto en el que la gravedad del planeta se iguala a la gravedad del propio asteroide o luna.

Imagina por ejemplo el caso de la Tierra y la Luna. La gravedad en la superficie lunar es un sexto de la gravedad en la superficie terrestre, por lo que habrá una cierta distancia a la Tierra en la que la gravedad del planeta se iguale a la de la superficie lunar. Si de alguna forma hiciéramos caer a la Luna hasta esta distancia, estando sobre el satélite sentirías la misma atracción gravitatoria hacia la Luna que hacia la Tierra. En ese momento empezarías a flotar. Por tanto la Luna (o cualquier cuerpo que se mantenga unido debido a su gravedad), empezaría a desmontarse, porque sus partes se verían más y más atraídas por la Tierra. Además, la parte cercana a la Tierra entraría dentro del límite de Roche antes que la lejana, acentuando este proceso de ruptura. Un meteorito más pequeño o un cohete no sentirán este efecto porque lo que los mantiene unidos y de una pieza son fuerzas químicas, fuerzas eléctricas que son muchísimo más intensas que la gravedad.

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El límite de Roche no serviría únicamente para crear anillos a partir de objetos masivos que entran en él, sino también para impedir que nubes de material acaben formando un satélite demasiado cerca del planeta. Al estar tan próximo al planeta, cualquier satélite que alcance un tamaño suficiente acabará volviendo a romperse en sus distintos componentes.

Otra opción es por supuesto que se produzca una colisión tan violenta en las cercanías del planeta, o contra el propio planeta, que llene su vecindad de polvo y restos de la colisión, como para formar un anillo a su alrededor. Sin embargo esto era más probable en los inicios del sistema solar (y así creemos que se formó nuestra Luna). En la actualidad pensamos que lo más habitual será que una luna o asteroide entre en el límite de Roche y se rompa debido a la gravedad del planeta.

Ambos mecanismos habrán sido clave en la formación de los distintos anillos que podemos observar en el sistema solar. Todo apunta a que los anillos más densos y visibles de Saturno se formaron como consecuencia directa del mencionado límite de Roche. O bien una luna se acercó demasiado a Saturno o el material presente durante la formación del planeta no pudo formar una nueva luna de gran tamaño a esa distancia. Sin embargo su anillo más externo podría haberse formado (y seguir reponiéndose en la actualidad) a partir de partículas expulsadas por sus lunas, principalmente por los géiseres de Encélado. De todas formas, el ritmo al que los anillos de Saturno pierden material parecen sugerir un origen relativamente reciente, de unos pocos cientos de millones de años.

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