Finalmente, uno de los engaños más desagradables es el de la zarigüeya de la especie Didelphus virginiana. Cuando se encuentra cerca de un depredador, se hace la muerta, comportamiento denominado tanatosis, pero de una forma mucho más exagerada y eficiente que la mayoría de las especies que expresan habitualmente este comportamiento.

El cuerpo de la zarigüeya se tensa, arqueando la cola bajo el vientre, y abriendo la boca y los ojos, asemejando un cadáver. Además, adereza el plato con orina, heces y saliva, y en ocasiones, vómito, generando una mezcla de olores que hace pensar al depredador que ese bocado no se encuentra en buen estado. La frecuencia respiratoria cae un 30 %, el ritmo cardiaco un 46 % y la temperatura corporal puede descender hasta 4 °C, añadidos que hacen mucho más convincente la actuación. Pese a todo, el animal sigue plenamente consciente y reactivo, y escapa en cuanto el depredador pierde el interés por tan desagradable aperitivo.

Referencias:

de Framond, L. et al. 2022. The broken-wing display across birds and the conditions for its evolution. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 289(1971), 20220058. DOI: 10.1098/rspb.2022.0058

Huheey, J. E. 1984. Warning Coloration and Mimicry. En W. J. Bell et al. (Eds.), Chemical Ecology of Insects (pp. 257-297). Springer US. DOI: 10.1007/978-1-4899-3368-3_10

Kimble, D. P. 1997. Didelphid behavior. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 21(3), 361-369. DOI: 10.1016/S0149-7634(96)00016-4

Rowe, M. P. et al. 1986. Rattlesnake Rattles and Burrowing Owl Hisses: A Case of Acoustic Batesian Mimicry. Ethology, 72(1), 53-71. DOI: 10.1111/j.1439-0310.1986.tb00605.x

Vidal Cordero, J. M. 2021. Las hormigas. CSIC, Catarata.

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