En el fondo, la idea básica de la teoría de cuerdas es muy simple. Todo el universo está hecho de hebras de energía inimaginablemente pequeñas llamadas cuerdas, y del mismo modo que las cuerdas de un violín proporcionan una sorprendente variedad de notas, cada partícula subatómica nace de uno de los modos de vibración de una única cuerda. Lo que las ha hecho tan atractivas es que parece contener en su interior una teoría de la gravedad que reconcilia la incompatibilidad entre la relatividad general y la mecánica cuántica. Sin embargo, tiene algunos importantes problemas de difícil solución, entre ellos que predice que vivimos en un mundo de 10 dimensiones –9 espaciales y 1 temporal–. Para justificar que no veamos 6 de ellas –nuestro universo observable tiene tres espaciales y una temporal– postulan que se encuentran “enroscadas” sobre sí mismas. Por eso dicen los teóricos que nuestro universo observable es una “hoja” –brana– de 4 dimensiones embebida en un universo de 10 dimensiones.

Sin embargo, hay físicos que piensan que las cuerdas son puras especulaciones; otros son más directos y dicen que es una pérdida de tiempo. Sheldon Glashow, premio Nobel de Física por su trabajo en la unificación de las fuerzas electromagnética y nuclear débil –responsable de algunas desintegraciones subatómicas–, dijo de las cuerdas: “ningún experimento puede jamás confirmar lo qué está pasando. La teoría siempre está a salvo. ¿Es eso una teoría física o una filosofía?”. Este pionero en la búsqueda de una teoría unificada incide en el mayor problema que tiene la teoría de cuerdas: la comprobación experimental de sus predicciones. Ningún acelerador de partículas puede alcanzar las energías necesarias para plantear experimentos con los que verificar la teoría.

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Uno de los grandes críticos de la teoría de cuerdas es Peter Woit. Recuerda que todo el debate sobre las cuerdas se parece al que hubo entre dos gigantes de la física de principios del siglo XX: Heisenberg y Pauli. Heisenberg decía que, salvo por unos detalles, tenía una maravillosa teoría de unificación de las fuerzas de la naturaleza. Pauli impartió un seminario en el que parodiando la teoría de su amigo, comenzó dibujando un gran rectángulo blanco y añadió: “Esto es para mostrar que puedo pintar como Tiziano. Sólo he omitido los detalles”. Si nadie sabe cómo es realmente la teoría de cuerdas “su belleza es la misma que la pintura de Pauli”, apostilla Woit.

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