En Argentina se encuentra uno de los mejores yacimientos para estudiar fósiles de los primeros dinosaurios que caminaron por la Tierra. En un paraje seco y erosionado, hace cuarenta años que la ayuda de un pastor fue clave para encontrar el esqueleto de una especie primitiva de T. rex y  Velociraptor.

Un mundo perdido en Argentina

Hace 230 millones de años aparecieron los primeros dinosaurios. Para encontrar restos fósiles de las primeras especies tenemos el Parque Provincial de Ischigualasto, en la provincia de San Juan, Argentina. También es conocido como valle de la Luna, porque su paisaje parece extraterrestre. Tiene ese aire a escena de wéstern, con columnas de piedra esculpidas por el viento, polvo y tierra con escasa vegetación. Los Andes se levantan por el horizonte del noroeste y al sur se expanden las llanuras donde pastan las vacas que dan la famosa carne argentina. Es un paso de ganado y, como tal, la poca población que vive por la zona se dedica a la ganadería.

Millones de años antes que los humanos, allí vivían grandes anfibios, cinodontes, dicionodontes y rincosaurios entre otras especies. Los ríos erosionaban el terreno y, ocasionalmente, grandes tormentas hacían desbordar las corrientes de agua, arrastrando a dinosaurios y otros animales, que quedaban sepultados en barro: una desgracia para ellos, pero la mejor manera de que nos lleguen fósiles bien conservados a nuestros días.

La zona ha permanecido despoblada desde siempre y la erosión ha continuado haciendo su trabajo. Así que vaqueros que pasaban con su ganado han encontrado en varias ocasiones restos de esqueletos sorprendentes que emergían de la tierra. Los rumores acerca de estos extraños huesos se fueron expandiendo, pero no fue hasta la década de 1940 cuando los científicos fueron a estudiar los fósiles de Ischigualasto.

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