Es mediodía, pero la voz cavernosa de Daniel Aráoz suena como efectivamente está: recién levantada. Pero dice que es casualidad, no una costumbre de adolescente eterno, sino que depende de su agenda que oscila entre el teatro, el rodaje de películas o las giras.

“A veces me cuesta más dormirme, escribo a la noche o hago algo; y si me acuesto más tarde, me despierto más tarde, pero hoy estoy muy tranquilo: salgo menos que el Indio Solari”, dice desde el otro lado de la línea.

Es que este Daniel Aráoz modelo 2022 es un tipo que está muy en eje, tranquilo y agradecido de la situación profesional y familiar que atraviesa. “Está bien lo que decís. Es una etapa en la que disfruto estar en eje. Como todas las personas, tengo épocas de rabia, en especial con la realidad. Pero yo hago el ejercicio de tener amorosidad, mientras salgo con una valijita a ser un trotamundos, a hacer mi espectáculo en Córdoba, Madrid o Miami, como vinieron a verme para tal vez llevarlo allá”, reflexiona.

“Creo que en este momento es importante tener amorosidad porque hay mucho odio, grieta y todo eso en un país descalabrado… que ya ni siquiera tiene formato de país, sin políticas de Estado”, añade.

Master Aráoz es un espectáculo que escribió con su hijo Pedro (quien también lo dirige), y si bien tiene un guiño a su divertido y exitoso paso por Masterchef, se lo puede linkear a la espina dorsal del propio espectáculo: su historia personal, y cómo Córdoba y su barrio General Paz lo marcaron para siempre.

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En esta ciudad, el latiguillo “master” es una seña de identidad. “¡Claro! El ‘¿Cómo andás, master?’ existió mucho antes en Córdoba que la ‘masterclass’… Éramos todos un poco master en Córdoba, o sea que estábamos adelantados, negro”, rememora Aráoz entre risas.

El actor no lo duda y asegura que este “es un show potente”. “Dura 100 minutos, y hay un trabajo literario que estoy haciendo con Pedro porque la comicidad es drama más tiempo. Todo eso que en un momento fue dramático, con el tiempo se convirtió en humororístico. Por eso es tan necesario hoy el humor. Cuando te reís, es porque estás más esperanzado en poder solucionar algo. En la guerra no existe el humor”.

El afiche promocional de la obra de Daniel Aráoz. (Captura)
El afiche promocional de la obra de Daniel Aráoz. (Captura)

Reírse de uno mismo como autodefensa

En el espectáculo, recorre su historia personal desde que era pequeño, en barrio General Paz, la casa de 25 de mayo 1967, la glicina y el piano de mamá, la tía Yolanda –gemela de su madre–, el abuelo Juan y su viejo.

El show tiene mucho que ver con Córdoba y por eso lo tiene “un poquitín nervioso” estrenarlo aquí. “Se me va a mover la estantería: nací a 30 cuadras del teatro donde me voy a estar presentando”, anticipa.

En el espectáculo cuenta anécdotas e historias de cuando era chico. “Por supuesto que todo eso tiene un trazo literario. El otro día se me paró un espectador y me preguntó si todo había ocurrido tal cual lo cuento… ‘Y bueno, maestro… ¿Qué sos? ¿Policía del pasado? (risas)’ Pero muchas de esas cosas fueron bastante reales”, explica.

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Además, estará acompañado en dos cuadros de humor con Leo Raff, un actor con enanismo “ideal porque la obra tiene algo de circense, algo de fellinesco”.

–Este año cumplís 60. ¿Tuvo algo que ver esto de mirar en el espejo retrovisor parte de lo que fue tu vida y ponerle poesía para llevar a las tablas?

–Tiene que ver con que hace dos años y medio que no hacía teatro, que para mí es la madre del actor, ahí está todo el oficio. El cine es el padre. En la sala, el público respira con vos, lo escuchás reír y emocionarse, si le gusta o no, y para eso hay que estar muy sano y concentrado. La construcción de Master Aráoz tiene que ver con eso: la idea de construir una obra que tenga humor, comicidad, que no es fácil de lograr. Pero también tiene autocrítica, un ejercicio que propone el humor, reírse de uno mismo. Yo hablo del éxito (de cuando estuvo con el recordado personaje de Inolfo en El mundo de Antonio Gasalla) y de cómo de ahí terminé volviendo a la casa de mis viejos en Córdoba, absolutamente fracasado…

–Tus brutales sonidos onomatopéyicos son una nueva firma de identidad tuya. En “Bendita” los usan en todos los informes.

–(Risas) ¡Lo que pasa es que el absurdo en un momento toma mucha fuerza! Ahora estoy silbando, desde hace un tiempo. Silbo en la televisión, en la calle. Es algo que incentivo: si estás de acuerdo conmigo, silbá. Es decir, si estamos todos de acuerdo en que tenemos que vivir en un país mejor, más justo, silbá. Es como una resistencia también. ¡Y me encuentro con gente que empieza a silbar! Y les agarran ataques de risa de ver un chabón solo y silbando. Ya estoy para dar una charla Ted del silbido, en cualquier momento. Está bueno construir algo alegre desde lo absurdo, no oscuro ni denso.

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–Y por último, ¿sos el terror de los fonoaudiólogos con esa voz cavernosa que tenés? ¿Cómo quedás después de una función?

–Hay que ir laburando con la voz, hacer calentamiento, porque si no, te duele. Pero es mi instrumento de trabajo, así que lo cuido mucho dentro de mis posibilidades. Después de 100 minutos de estar a full arriba del escenario, en los que soy una dinamita, a veces me duele, y tengo que descansar al otro día. Yo en lo que hago voy por todo, nunca a medias tintas.

Para ver

Master Aráoz se presentará el sábado 23 julio, a las 21, en el Teatro de la Cañada. Entradas a $ 2.400, $ 2.800 y $ 3.000 en edenentradas.com.ar.

Más información

El cordobés Daniel Aráoz recibió el premio a mejor actor en el Festival de Cine de Oldenburg

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