Mayoría absoluta. 129 votos en Diputados. 37 en el Senado. Esos son los números que se requieren en ambas cámaras del Congreso nacional para modificar leyes electorales como las Paso, obligatorias para todos los comicios nacionales desde 2011 a la fecha.

En el peronismo de Córdoba hay importantísimos dirigentes que se relamen con la posibilidad de que el año próximo, por algún factor, las primarias nacionales queden suspendidas o derogadas. Sin contacto aún entre sí, comparten esa mirada con hombres y mujeres del Frente de Todos, que ya mascullan en privado esa chance, como se publicó la semana pasada en este espacio.

Con el kirchnerismo en su pico de rechazo público histórico, y mientras se zambulle en un ajuste inevitable –aunque sin convicción, y bajo la mirada de la hasta ahora inexpresiva Cristina Kirchner–, la movida legislativa es un camino explorable entre las pocas variantes que el oficialismo tiene enfrente hoy, en su compleja búsqueda para retener el poder en 2023.

Claro que todo eso llegaría sólo si el empoderado Sergio Massa logra algún tipo de resultado que recree cierta expectativa para una porción de la sociedad que, decepcionada e impactada por la crisis, no pierde nada en depositar unos centavos en el pragmatismo del superministro. Si el balance terminara siendo favorable, el oficialismo intentará que ese nuevo activo actúe de imán para un sector que rechaza los extremos de la ya conocida grieta.

Se trata, casualmente, de la misma clientela a la que le apunta el aún incipiente ensayo de proyección nacional en el que dice estar trabajando Schiaretti y que, finalmente, tendría mayor impulso desde mediados de septiembre. En medio de las fuertes acusaciones que enfrenta su gestión, ahora por el caso de las muertes aún inexplicables en el Hospital Neonatal de la Provincia, el gobernador ratificó este miércoles su construcción nacional de cara a 2023.

Mirá También:  Atraparon al conductor que chocó y mató al jugador de hockey de Gimnasia

La división, una receta añeja que se actualiza

En huestes schiarettistas y kirchneristas coinciden que una contienda nacional sin Paso atomizaría la oferta, por efecto de la división.

El resultado que se persigue con ese efecto no es difícil de imaginar. Es lógica política de ciclo inicial: podría convertirse en el detonador perfecto para activar la bomba que terminaría de disgregar al conglomerado nacional opositor Juntos por el Cambio. A pesar de los intentos evidentes de suturar las heridas, ese espacio muestra a cielo abierto una fuerte interna de la que no se pueden descartar desprendimientos futuros, y que tiene como eje denominador las mismas complicaciones que en Córdoba padeció la versión doméstica de los aliancistas: ausencia de liderazgos.

Conferencia de prensa de Juntos por el Cambio por la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal. (Pedro Castillo / La Voz)
Conferencia de prensa de Juntos por el Cambio por la muerte de bebés en el Hospital Materno Neonatal. (Pedro Castillo / La Voz)

Sobre esa grieta interna pretende trabajar el kirchnerismo. Dos canastas electorales –ni hablar si fueran tres– de lo que hoy se conoce como Juntos por el Cambio serían un plato en bandeja para el “massakirchnerismo” y también para el libertario Javier Milei, el otro al que le vendría muy bien una implosión de Juntos.

Sólo con el piso que asegura la devoción que los fieles le siguen teniendo a la vicepresidenta –por más pruebas y evidencias que afloren en su contra en cuanto juicio se ventilen actos de corrupción–, el kirchnerismo tendría asegurado el boleto al balotaje. Allí reside el negocio para el kirchnerismo.

Para Schiaretti, en tanto, una eventual diáspora cambiemita representaría un juego de doble efecto: dividir otra vez a sus adversarios locales e impactar como factor que libere finalmente las ganas que muestra el radical Facundo Manes de acoplarse a una propuesta descontaminada de macrismo y de PRO, identidades con las que el neurólogo no tiene la más mínima afinidad.

Mirá También:  Bombardeo nazi de Londres

Hay un hilo en común que une las necesidades de Schiaretti y los K, pese al mar de diferencias que los separa desde el inicio de 2021 a esta parte: fracturar a la oposición.

Se sabe que Hacemos por Córdoba históricamente estuvo en contra de las Paso. Hay en el archivo pronunciamientos en abundancia sobre esa posición, que en Córdoba se refrenda con una sistemática negativa a implementar las primarias provinciales. Nadie puede objetarle incoherencia en este punto a Schiaretti.

Sin contar algunos aliados provinciales que nunca le faltan al oficialismo a cambio de obras, al Gobierno nacional le faltan 11 votos para reunir los 129 necesarios en Diputados. En el Senado, en tanto, se queda corto por apenas dos. ¿Schiaretti prestaría los votos de sus bloques para tal acción? La pregunta ha comenzado a instalarse en el submundo de la política. En ese ámbito se imaginan escenarios posibles para 2023, bajo la consigna cada vez más extendida de que “todo puede pasar”. El polvorín económico y social y la inestabilidad política de las dos principales coaliciones abonan casi cualquier posibilidad dentro del marco constitucional.

Acuerdos y lazos que perduran

Mauricio Macri visitará la provincia en unos días. Dirigentes cordobeses que lo frecuentaron en los últimos días aseguran que habla mucho del “Gringo”, en referencia obvia a Schiaretti, un viejo amigo y socio político con el que tiene un vínculo sólido forjado en años de relación personal.

Relación. Antes de la campaña de 2019, Macri visitó a Schiretti en Córdoba junto con su mujer. (Presidencia)
Relación. Antes de la campaña de 2019, Macri visitó a Schiretti en Córdoba junto con su mujer. (Presidencia)

Además de macristas, hay radicales enterados de ese interés que se despertó en el expresidente y que se activa cada vez que se pone en verde el semáforo electoral.

Mirá También:  El SPB separó de su cargo al jefe de alto rango que robó un whisky en un super de La Plata

Aunque parezca prematuro y huela a experimento de laboratorio, en el peronismo cordobés hay voces de peso que dicen ya trabajar en un acuerdo global para 2023 que incluya a peronistas federales, radicales y “amarillos”: algún tipo de chance nacional para Schiaretti, la provincia para Martín Llaryora y la Capital, “llave en mano” para Rodrigo de Loredo.

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *