¿Qué lleva a un científico a convertirse en su propio conejillo de indias? No hay duda de que hay muchas razones; desde el puro ego, el deseo de escribir un renglón en la historia de la ciencia, a evitar el engorroso papeleo que les ocasiona solicitar el permiso del comité de ética pertinente.
Este fue el caso del alemán Werner Forssmann en los años 30; estaba tan decidido que continuó con su trabajo a pesar de habérsele denegado el permiso. Forssmann recibió en 1956 el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por esta investigación: insertó un catéter urinario en la vena braquial de su propio antebrazo y lo guió a la aurícula derecha del corazón. Luego fue andando hasta el departamento de radiología para tomar una imagen que mostrara el catéter en su corazón. Forssmann fue despedido pero gracias a él la cateterización cardíaca es hoy en día un procedimiento de rutina.
Otros estudiosos apuntan a que hay un factor de la personalidad que puede hacer que el científico se use a sí mismo como conejillo de indias: el entusiasmo extremo, una personalidad engrandecida donde el convencimiento sobre la propia valía puede hacer que el científico se lance por un camino plagado de obstáculos.
Referencias:
Kotar, S.L. y Gessler, J. E. (2017) Yellow Fever: A Worldwide History, McFarland & Co Inc