Las inflorescencias que se han comentado en este artículo son realmente gigantescas, pero sus flores en realidad, son estructuras diminutas. Si lo que se busca es la flor individual más grande, la encontraremos en las selvas tropicales de Sumatra y Borneo, como el aro gigante. Creciendo en el suelo, parasitando a otras plantas como la vid castaña india (Tetrastigma leucostaphylum), la planta es apenas visible a menos que esté en floración. De hecho, no tiene hojas ni raíces, vive en el interior de su hospedadora casi por completo.

El brote de la padma gigante (Rafflesia arnoldii) tarda meses en convertirse en una flor solitaria carnosa y roja, de un metro de diámetro, con un agujero enorme y oscuro en el centro, de cuyo interior emana un hedor a podredumbre. En el interior de la cavidad, en forma de copa, hay un disco con estructuras que recuerdan al cadáver de algún animal, y debajo, se encuentran los estambres o los estilos, según sea la flor masculina o femenina.

A pesar del gran tamaño de su flor, la planta no tiene clorofila y no realiza la fotosíntesis. Se alimenta de los nutrientes que producen las plantas a las que parasita.

Las dos plantas cadáver

Tanto el aro gigante como la padma gigante siguen la misma estrategia de reproducción. Su color, textura y olor recuerdan al de los animales muertos, de ahí el nombre que reciben en varios lugares, de “la planta cadáver”.

Por un lado, el efecto termogénico del aro gigante, en combinación con su aspecto interior —que imita la carroña— y su olor, lo convierte en una trampa perfecta a la que acuden escarabajos y moscas, que son sus principales polinizadores. La estrategia que emplea la padma gigante es atraer a los insectos al oscuro refugio de su cavidad, donde encontrarán el polen para que pueda ser dispersado.

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En ambos casos, las plantas se aprovechan de los insectos carroñeros para polinizarse, en una relación clara de comensalismo: uno de los intervinientes —en este caso la planta— obtiene un beneficio, pero el otro —la mosca— no obtiene perjuicio ni beneficio.

REFERENCIAS:

Barthlott, W. et al. 2009. A torch in the rain forest: thermogenesis of the Titan arum (Amorphophallus titanum). Plant Biology (Stuttgart, Germany), 11(4), 499-505. DOI: 10.1111/j.1438-8677.2008.00147.x

Kew. s. f. Rafflesia arnoldi R.Br. Plants of the World Online.

Tomlinson, P. B. 2006. The uniqueness of palms. Botanical Journal of the Linnean Society, 151(1), 5-14. DOI: 10.1111/j.1095-8339.2006.00520.x

 

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