La importancia del polvo cósmico

Debido a que las dos estrellas están en órbitas elípticas en lugar de circulares, la producción de polvo se activa y desactiva a medida que el compañero binario de WR140 se acerca y luego se aleja del punto de mayor aproximación. Se sabe que la luz lleva impulso, ejerciendo un empuje sobre la materia conocido como presión de radiación. El registro directo de la aceleración debido a fuerzas distintas de la gravedad rara vez es observado, y nunca en un entorno estelar como este.

“Es difícil ver la luz de las estrellas provocando una aceleración porque la fuerza se desvanece con la distancia y otras fuerzas toman el control rápidamente”, expuso Yinuo Han, astrónomo del Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge. «Para presenciar la aceleración al nivel en que se vuelve medible, el material debe estar razonablemente cerca de la estrella o la fuente de la presión de radiación debe ser más fuerte».

Así, la órbita de las estrellas las une una vez cada ocho años y, como los anillos del tronco de un árbol, los bucles de polvo marcan el paso del tiempo.

«WR 140 es una estrella binaria cuyo feroz campo de radiación sobrealimenta estos efectos, colocándolos al alcance de nuestros datos de alta precisión», aclaran los expertos.

 

Analizando el polvo

Los astrónomos creen que los vientos de WR 140 también limpiaron el área circundante de material residual con el que de otro modo podrían colisionar, lo que podría explicar por qué los anillos son tan prístinos.

El Centro de Tecnología de Astronomía del Reino Unido (UK ATC) desempeñó un papel clave en el diseño y la construcción del espectrómetro de MIRI, uno de los instrumentos de James Webb, que se utilizó para revelar la composición del polvo, formado principalmente por el material expulsado por la estrella. Los expertos creen que la estrella Wolf-Rayet de este par en particular puede haber perdido más de la mitad de su masa original a través de este proceso en el que poderosos vientos que empujan enormes cantidades de gas al espacio. El hidrógeno, el elemento más común que se encuentra en las estrellas, no puede formar polvo por sí solo.

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Gracias al Webb, los investigadores podrán aprender mucho más sobre WR140 y sistemas similares.

“El telescopio Webb ofrece nuevos extremos de estabilidad y sensibilidad”, dijo el Dr. Ryan Lau, astrónomo asistente del Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica e Infrarroja de EE. UU. y autor principal del estudio JWST publicado en Nature Astronomy. “Ahora podremos hacer observaciones como esta mucho más fácilmente que desde el suelo, abriendo una nueva ventana al mundo de la física de Wolf-Rayet”.

El polvo es uno de los componentes más importantes del universo, ya que juega un papel crucial en la evolución de las galaxias y es un ingrediente esencial para la formación de estrellas y planetas.

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