Fue precisamente el estudio de estos organismos que a menudo pasan desapercibidos lo que atrajo al equipo de investigadores formado por Katarína Fogašová, Peter Manko y Jozef Obona, de la Universidad de Prešov (Eslovaquia). Mientras estudiaban estos microcosmos acuáticos, los científicos encontraron fibras y fragmentos de distintos colores. Se dieron cuenta de que eran microplásticos. Algunos de ellos medían 2,4 milímetros de largo.

«Los fitotelmata son un microcosmos acuático relativamente común, pero que se pasa por alto, con una ocurrencia a muy corto plazo, de sólo 3 a 4 meses», dicen los investigadores en su estudio, que ha sido publicado en la revista BioRisk.»Estos fitotelmata son muy pequeños y tienen una vida corta. La pregunta es, por tanto, cómo se contaminaron con microplásticos».

Al no encontrarse ninguna fuente contaminante en la zona, los investigadores creen que lo más probable es que los microplásticos se encontraran en la atmósfera. Otra hipótesis es que los caracoles los hayan transportado desde el suelo o desde otras plantas, sobre su cuerpo o dentro de él.

Esta es la primera vez que se encuentran microplásticos en los depósitos de agua que tienen algunas plantas en sus hojas. Según los investigadores, es una prueba más de que este tipo de contaminación se está propagando por distintas vías y probablemente ningún entorno del planeta esté a salvo. Los científicos califican el hallazgo de “bastante descorazonador”.

Los investigadores han estudiado una planta en concreto, la Cardencha fitotelmata. Este tipo de cardo podría emplearse como un detector natural que indique la cantidad de microplásticos que está presente en un determinado ecosistema, su potencial impacto en las propias plantas y en los organismos que están ligados a ellas.

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«Nuestra publicación, por tanto, no sólo aporta el primer descubrimiento de contaminación por microplásticos en hábitats de este tipo, sino también la primera propuesta de un nuevo enfoque para el uso de las fitotelmas de cardencha y de microecosistemas similares proporcionados por las plantas (o creados artificialmente), como bioindicadores de la presencia de microplásticos en el medio ambiente, de las posibles fuentes y vías de su propagación por el medio ambiente y de los cambios espacio-temporales de la contaminación por microplásticos”, dicen los investigadores.

 

Referencia: Fogašová K, Manko P, Oboňa J. 2022. The first evidence of microplastics in plant-formed fresh-water micro-ecosystems: Dipsacus teasel phytotelmata in Slovakia contaminated with MPs. BioRisk. DOI: https://doi.org/10.3897/biorisk.18.87433

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