Esta transferencia puede realizarse en los nidos, pero también, con mucha frecuencia, se realiza en las flores. Cuando un abejorro cargado de deutoninfas llega a una flor, algunas se desprenden de su cuerpo, caen y apenas tardan dos minutos en entrar en la flor, donde aguardan con paciencia la llegada de otro abejorro.

Cuando llega un nuevo abejorro, los ácaros presentes en la flor trepan por su trompa o por sus patas y, en menos de tres segundos, se alojan en el cuerpo de su nuevo hospedador.

En este tipo de transferencias relacionadas con las flores, los ácaros también discriminan. Si un ácaro cae en una flor sin pétalos —y por tanto, nada atractiva para los abejorros— o en otra parte de la planta, suele abandonar esa zona y se va trepando a la flor más cercana. Una deutoninfa de Parasitellus puede aguardar hasta 24 horas en una flor, a la espera de un abejorro al que subirse.

Flor

La flor actúa como estación de escala, donde el ácaro se desprenden de un abejorro para subirse a otro —se puede observar al ácaro trepando por la cabeza del abejorro—.

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