El cúmulo de galaxias observado se llama IC 2431 y se encuentra a unos 681 millones de años luz de la Tierra en la constelación de Cáncer, según la NASA. Los astrónomos detectaron la fusión gracias a un proyecto de ciencia ciudadana llamado Galaxy Zoo, que invitó a más de 100.000 voluntarios a clasificar imágenes de 900.000 galaxias captadas por el telescopio Hubble que nunca fueron examinadas a fondo.

El proyecto colaborativo logró en 175 días lo que los astrónomos habrían tardado años en lograr, según la NASA, y la iniciativa ya ha resultado en una serie de descubrimientos extraños y emocionantes, como este.

En diciembre, la NASA lanzó un nuevo observatorio al espacio profundo, el Telescopio Espacial James Webb, que está listo para arrojar una vista del universo 100 veces más poderosa que la del Hubble.

Debido a que utiliza luz infrarroja, Webb podrá ver más allá de las nubes de polvo que pueden oscurecer los centros galácticos y las regiones de formación estelar de la vista del Hubble. Eso permitirá a los astrónomos rastrear la aceleración y desaceleración de los estallidos estelares en diferentes galaxias.

La poderosa mirada de Webb también permitirá a los astrónomos estudiar agujeros negros que tienen la masa de millones, tal vez miles de millones, de soles. Si tiene éxito, Webb mirará tan lejos en el universo que verá las primeras galaxias jamás formadas, así como algunos de los primeros agujeros negros.

Cuando los agujeros negros supermasivos chocan, producen ondas en el espacio-tiempo llamadas ondas gravitacionales. Los investigadores han detectado tales ondas de algunas colisiones de agujeros negros, pero no de los agujeros negros en el centro de las fusiones de galaxias.

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