Después de una década de vida y ya consolidado como un clásico en la noche de La Plata, Rey Lagarto cierra sus puertas para siempre tras no poder afrontar la renovación del alquiler con la inmobiliaria.

Los dueños del bar de 45 entre 8 y 9, casi en la esquina con diagonal 74, tenían todo listo para encarar un nuevo arreglo que les permitiera continuar funcionando como lo hacían desde 2011, pero «desde la inmobiliaria nos salieron con un martes 13». Así se lo cuenta a 0221.com.ar Ariel, uno de los tres socios que en los últimos años llevaba adelante a este rincón que reunió durante mucho tiempo a jóvenes y no tanto para disfrutar de noches de rock and roll.

Este cierre lejos está de explicarse por la crisis económica generada por la pandemia, que a lo largo de estos casi dos años se ha llevado puesto a una serie de comercios históricos que tras una lenta agonía tuvieron que decir adiós. «Esto fue algo totalmente sorpresivo; la verdad es que no llegamos a un acuerdo con la inmobiliaria a la hora de firmar el contrato nuevo, nos salieron con un martes 13, yo creo que realmente no querían renovar», insisten desde el bar. «Es más, con el tema de la pandemia, que abríamos y cerrábamos, la inmobiliaria se portó muy bien, siempre nos dio una mano, así que esto fue muy sorpresivo», agregan.

«Fuimos a firmar el nuevo contrato un sábado y cuando vimos los valores dijimos que eso era impagable, así que pusimos una nueva reunión para el lunes; pero fuimos y nos dijeron que había que pagar eso. No tuvimos chances», relata quien ahora se lamenta por bajar las persianas para siempre de este lugar que durante una década formó parte del circuito nocturno de La Plata y siempre fue elegido por mucha gente.

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Las suposiciones que manejan en el bar son variadas: sospechan que quieren vender el lugar para construir un edificio, cosa que viene ocurriendo con otros rincones de la ciudad. Pero no hay certezas de lo que pasará en este gran salón de calle 45. Las conversaciones con la gente de la inmobiliaria fueron cortas: «Yo me junté con el dueño de la inmobiliaria y en ningún momento hubo intenciones de negociar, no hubo chances; así que este es el fin del bar, no se nos cruzó por la cabeza movernos a otro lugar, lamentablemente es el fin del bar».

Rey Lagarto abrió sus puertas en 2011 con unos dueños que después se fueron. Quienes ahora bajan las persianas lo gestionaron en los últimos años, aunque ya desde antes trabajaban adentro. Vieron desde el inicio cómo fue el crecimiento de un lugar que más allá de abrir sus puertas de madrugada para la juventud, también apostó a los shows musicales, consolidándose como parte importante del circuito cultural nocturno de las diagonales.

«Lo bueno que tenía Rey Lagarto es su gran variedad de público, porque había chicos de 20 años y gente de 50 años compartiendo una misma noche, siempre con el rock and roll», define Ariel. «Nuestro público siempre fue muy variado; estaba el blusero que iba a las 10 de la noche al bar y se terminaba quedando hasta las 5 de la madrugada para compartir todo con los chicos que entraban a las 2 o a las 3, y eso era algo muy pintoresco».

«Además, por el bar han pasado músicos internacionales y figuras importantes de nuestro rock, como Willy Crook y Ricardo Tapia, entre otros», recuerda y destaca las noches de jam de los jueves y domingos. «El bar siempre abrió sus puertas para todas las bandas de la ciudad, siempre dentro del rock and roll; los músicos de La Plata han pasado todos por Rey Lagarto y por eso este cierre es triste: sabemos que La Plata es una constante de bandas nuevas que afloran todos los años, y es triste porque es un escenario más que cierra, es un lugar menos para tocar».

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«Cuando abrimos en pandemia fue un golpazo, había que trabajar mucho para volver a levantarlo y de a poco se estaba logrando; había que hacer obras y ponernos al día con todos los trámites que correspondían, veníamos muy bien y pasó esto, así que todos los esfuerzos que metimos ahí quedaron en la nada», se lamenta uno de los socios, que detalla que con el alquiler y los empleados estaban al día.

«Somos tres socios y ninguno vivía del bar. Cada uno tenía su trabajo y es más, muchas veces había que poner plata de nuestros bolsillos para comprar la cerveza, por ejemplo. Eso es lo que no vamos a recuperar pero la verdad que no nos importa; nosotros apuntábamos a consolidarnos para el año que viene o el otro, ya con todo el bar bien acomodado, prolijo y en orden», cierran con nostalgia desde Rey Lagarto, que tras una década formará parte de la historia de la noche de La Plata.

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