Un vertedero lleno de fósiles

En Els Hostalets de Pierola, a unos 50 km al noroeste de Barcelona, se encuentra el vertedero más grande de Cataluña: Can Mata. Desde 2002, paleontólogos del Instituto de Paleontología Catalán Miquel Crusafont, de la Universidad Autónoma de Barcelona, han sacado más de 70 000 fósiles del Mioceno medio, es decir, con fechas que van entre hace 12,5 y 11 millones de años. El nombre del Instituto de Paleontología, obviamente, no es baladí. A finales de la década de 1940, Miquel Crusafont encontró en la zona del actual vertedero la mandíbula y los dientes de un gran simio del Mioceno. Posteriormente se dieron más hallazgos y el lugar acabó estableciéndose como yacimiento paleontológico.

Paradojas del ser humano, esto no impidió que el espacio empezara a funcionar también como vertedero: de manera informal desde 1970 y legalmente una década después. Ya en el siglo XXI, la Ley de Patrimonio Histórico Español impedía a Cespa Gestión de Residuos, la empresa encargada del vertedero, sepultar los fósiles bajo toneladas de basura. La solución para que vertedero y yacimiento fosilífero funcionaran a la vez fue contratar paleontólogos para que trabajaran a la par que las excavadoras encargadas de ganar espacio para la basura que constantemente llega en camiones.

Primates únicos

En 2002, semanas después de que los especialistas del Instituto de Paleontología Catalán estuvieran supervisando el terreno, encontraron el diente de un dinoterio, un pariente de los elefantes, y un fragmento de dedo. Poco tiempo después aparecieron unos fragmentos en un bloque de sedimentos. “Muy nerviosos, le dimos la vuelta”, contaba David Alba, unos de los paleontólogos supervisores, “y ahí estaba la cara del Pierolapithecus, mirándonos. Fue uno de los mejores momentos de mi vida”. Con 12 millones de años de antigüedad, en Can Mata apareció uno de los esqueletos de primate más completos del Mioceno. Lo llamaron Pierolapithecus catalanicus, Pau para los que quieran tomarle confianza.

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En 2004 apareció Lluc, otro hominoide de hace unos 12 millones de años. La especie fue nombrada Anoiapithecus brevirostris, ya que su rostro tenía rasgos menos protuberantes que el resto de sus primos hallados, por lo que su fósil recordaba bastante más al rostro del género Homo. En 2011 fue el turno de Laia, una hembra de Pliobates cataloniae, con 11,6 millones de años.

Estos hallazgos eran únicos. Fósiles de especies de primates solo vistas en Can Mata, hominoides ancestrales, los tatarabuelos de gorilas y chimpancés, las raíces más profundas de nuestros orígenes. Can Mata ha sido clave para demostrar que la diversidad de primates que vivieron durante el Mioceno es mayor de lo que se pensaba. Tesoros sacados de la basura que ayudan a desentrañar el pasado de nuestra especie.

Pero en Can Mata no solo se han encontrado destacados fósiles de primates. En más de una década de excavaciones se han reconocido al menos 75 especies de mamíferos entre ciervos, elefantes, ardillas voladoras e incluso pandas gigantes. De los hallazgos más curiosos fue el de un Chalicotherium, la extraña fusión entre un gorila y un caballo gigante con las garras de un oso.

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