Uno de los objetivos principales del mundo natural es conseguir reproducirse. Los virus no son diferentes. Y hay uno de ellos que ejecuta una estrategia brutal contra las orugas solo para conseguir su objetivo. El virus, manipula los genes asociados a la visión de las orugas para hacer que se sientan más atraídas por la luz solar de lo habitual, provocando una escalada, completamente literal, hoja tras hoja, con el objetivo, como si de Ícaro se tratara, de acercarse al Sol lo más posible.

Tras esta escalada mortal en la que el diminuto cuerpo trepa incesantemente por la planta, la oruga morirá cuando los carroñeros se den un festín, facilitando, desde las alturas, la propagación del virus que se encontraba dentro del insecto.

Parece sacado de una película de miedo, pero es más habitual de lo que parece en el mundo de los insectos.

 

Desvelando secretos de entomología

Ahora, un nuevo estudio revela cómo sucede este proceso exactamente. Concretamente, con un grupo de virus que infectan insectos conocidos como nucleopoliedrovirus (NPV) y orugas del gusano cogollero del algodón (Helicoverpa armigera).

Conocida como “enfermedad de la copa de los árboles”, todo está relacionado con la fototaxis, o la forma en que los organismos son atraídos hacia una fuente de luz (en este caso, el Sol).

«Los mecanismos por los cuales los parásitos y los patógenos manipulan el comportamiento del huésped son de gran interés, pero pocos estudios los han caracterizado definitivamente», escriben los autores en su artículo publicado en la revista Molecular Ecology. «Aquí, ilustramos cómo HearNPV induce una fototaxis mejorada en las larvas de H. armigera al secuestrar la percepción visual del huésped y desencadenar un comportamiento de escalada, lo que hace que las larvas infectadas mueran a una altura elevada».

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Los nucleopoliedrovirus pertenecen a un grupo más amplio de virus llamados baculovirus que suelen proceder alterando la locomoción de sus huéspedes. Los baculovirus pueden infectar a más de 800 especies de insectos, principalmente orugas de polillas y mariposas.

Aunque se sabía el macabro truco de estos virus para lograr su meta, los científicos no tenían del todo claro cómo convertían los virus a las orugas en organismos zombis.

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