Con un extraterrestre no puedes esperar que entienda qué es un coche, una silla o un perro. Aunque tengan modos de transporte, sitios sobre los que descansar u otros seres vivos dependientes de ellos, probablemente no tendrán mucho que ver con los nuestros. No sólo eso, sino que de un ser que forma parte de una civilización desarrollada a años luz de distancia no puedes tampoco esperar que comprenda qué es un metro, un segundo o un kilogramo. Por supuesto serán capaces de medir distancias, tiempos y masas, pero lo harán con sus propias unidades, que nada tendrán que ver con las nuestras.

Entonces, ¿qué nos queda? La ciencia, por supuesto. Lo único que podemos presuponer de estos seres es que habitan el mismo universo que nosotros y que las leyes físicas que lo rigen son iguales allí que aquí. Nada de lo que hemos observado hasta ahora en nuestro estudio del cosmos nos hace sospechar que esto no deba ser así. La velocidad de la luz, la masa del protón o el periodo de desintegración del uranio-238 tendrán el mismo valor para ellos y para nosotros, independientemente de qué unidades usemos para medirlo y expresarlo.

Entonces por ejemplo si queremos hablar con ellos de tiempos podemos utilizar el periodo de desintegración de algún isótopo radiactivo o de alguna partícula. El neutrón tarda por ejemplo unos 879 segundos en desintegrarse de media (cuando no forma parte de un núcleo atómico). Eso equivale a casi 15 minutos. Por otro lado la vida media de muón está en torno a las 2 millonésimas de segundo y la del uranio-238 en torno a los 4 500 millones de años. También podría usarse el periodo de algún púlsar que, por cercanía, deberían conocer. Estos objetos, que no son más que estrellas de neutrones, oscilan a un ritmo muy preciso y constante en el tiempo, siendo muchísimo más estables que incluso nuestros mejores relojes atómicos.

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Si quisiéramos hablarles de distancias podemos hacer mención a la longitud de onda de la luz emitida en algún proceso concreto. Por ejemplo la transición energética más básica que puede tener un átomo de hidrógeno neutro, la debida a la transición entre dos niveles hiperfinos del electrón en su estado base (1s), da una longitud de onda de unos 21,1 centímetros. Además podemos utilizar las medidas temporales mencionadas anteriormente, u otras distintas, junto a la velocidad de la luz para definir cualquier distancia que queramos. Dado el tiempo que dura cierto proceso, fácilmente podemos asociarle una distancia, definiéndola como la distancia que recorrería la luz en ese tiempo dado.

De esta forma podemos aprovechar los fenómenos más básicos y fundamentales de nuestro universo para comunicar a esos posibles extraterrestres dónde nos encontramos o las escalas espaciales y temporales propias de la condición humana: la estatura de un humano medio, la duración de nuestro día o de nuestra vida, el tamaño de nuestro planeta, etc.

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