La estación, que servirá como centro de investigación, tendrá distintas fases: la primera, se desarrollaría hasta 2025; momento en el que se seleccionarán uno o mas sitios de construcción, se diseñará la International Lunar Research Station (ILRS), su base lunar, y se enviarán varias misiones a la Luna como demostración de tecnología para un aterrizaje suave. La carga y el equipo se transportarán a la superficie lunar a través de naves sin tripulación. La segunda fase, de 2026 a 2030, estaría formada por operaciones conjuntas, como la entrega de muestras de suelo lunar a la Tierra y las tecnologías de prueba para el centro de mando del ILRS. La tercera fase se extendería hasta 2035, momento en el que el centro ILRS estará listo para actividades de investigación multidisciplinaria, según la CNSA. Ambos países pretenden que la base lunar esté lista para visitas tripuladas en 2036. En este año, podría comenzarse ya el trabajo científico y la construcción de la base. El plan requerirá una inyección sostenida de efectivo y voluntad política durante muchos años para tener éxito.

Las fases iniciales de construcción de ILRS implicarán la creación de sistemas de energía, una red de comunicación y tecnología de soporte vital para el centro de investigación lunar que incluirá la exploración y observación lunar.

La agencia rusa, Roscosmos, se desmarcó en enero de 2021 del interés previo de colaborar con el programa Lunar Gateway de la NASA, para el que habían firmado una declaración conjunta informal en 2017. Finalmente no colaborarán con Estados Unidos, pero sí con China.

A pesar de que se trata de una colaboración entre Rusia y China, este último expuso que están abiertos a que cualquier país se una a la alianza: “Damos la bienvenida a la amplia participación de colegas internacionales”, según comentó Wu Yanhua, director de la Administración Espacial Nacional China.

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Como curiosidad, en sus 20 años de historia, ningún ciudadano chino ha estado nunca a bordo de la Estación Espacial Internacional, operada por cinco agencias espaciales: NASA (EE. UU.), Roscosmos (Rusia), JAXA (Japón), ESA (Europa) y CSA (Canadá). ). Como resultado, China arrancó el año pasado la construcción de su propia estación espacial, llamada Tiangong, que significa «palacio celestial» y tiene previsto terminarla este mismo 2022.

 

 

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