Identificado en NGC 253, una galaxia activa con estallido estelar a aproximadamente 11 millones de años luz de distancia de la Tierra en la constelación de Sculptor, los pulsos de este evento, denominado GRB 2001415, provienen de un magnetar, según explican los científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IAA-CSIC) y la Universidad de Málaga, quienes publican su estudio en la revista Nature.

Utilizando el Monitor de interacciones atmósfera-espacio (ASIM) a bordo de la Estación Espacial Internacional, los astrofísicos detectaron dos pulsaciones cuasi-periódicas en el pico principal del evento GRB 2001415. Durante los aproximadamente 160 ms de duración de la llamarada, se liberaron alrededor de 1046 erg de energía equivalente, aproximadamente la energía que irradia el Sol en unos 100.000 años.

“Incluso en un estado inactivo, los magnetares pueden ser cien mil veces más luminosos que nuestro Sol, pero en el caso de GRB 2001415, la energía que se liberó es equivalente a la que irradia nuestro Sol en 100.000 años”, aclara Castro-Tirado.

Desde su descubrimiento, el 15 de abril de 2020, “hemos desarrollado un trabajo de análisis de datos muy intenso, ya que era una estrella de neutrones de 1016 Gauss y estaba ubicada en otra galaxia. ¡Un verdadero monstruo cósmico!”, dice Víctor Reglero, astrofísico de la Universitat de València y coautor del trabajo.

Según el equipo, las erupciones en magnetares pueden deberse a inestabilidades en su magnetosfera o a una especie de «terremotos» producidos en su corteza, una capa rígida y elástica de aproximadamente un kilómetro de espesor.

En este caso, el volumen de la erupción fue similar o incluso mayor que el de la propia estrella de neutrones.

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