Nuestro hogar en el cosmos, la Vía Láctea, contiene entre 100 y 400.000 millones de estrellas. Los astrónomos creen que la galaxia nació hace aproximadamente 13.600 millones de años, surgiendo de una colosal nube giratoria de gas compuesta de hidrógeno y helio. A lo largo de miles de millones de años, el gas se fue acumulando en un disco giratorio donde se formaron las estrellas.

Ahora, utilizando datos del telescopio espacial Gaia, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) ha demostrado que gran parte del disco exterior de la Vía Láctea vibra, se tambalea, ondula.

 

¿A qué se deben estas ondulaciones?

Los astrónomos han descubierto que las ondulaciones son provocadas por una galaxia enana, ahora vista en la constelación de Sagitario, que sacudió nuestra galaxia a su paso hace cientos de millones de años.

“Podemos ver que estas estrellas se tambalean y se mueven hacia arriba y hacia abajo a diferentes velocidades. Cuando la galaxia enana Sagitario pasó por la Vía Láctea, creó movimientos ondulatorios en nuestra galaxia, un poco como cuando se deja caer una piedra en un estanque”, explica Paul McMillan, investigador astronómico del Observatorio Lund que dirigió el estudio que publica la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Según un proceso similar a la “sismología galáctica”, los científicos modelaron un patrón de onda sería capaz de explicar este comportamiento de efecto dominó que desequilibra la posición de las estrellas de la galaxia. Llegaron a la conclusión de que las ondas probablemente se liberaron hace cientos de millones de años, cuando la galaxia enana de Sagitario pasó por última vez a través de nuestra galaxia.

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