La docente y partera Alejandra Contreras fue protagonista de un gesto que conmovió a todas las redes sociales y que además pone al descubierto una situación invisibilizada dentro del ámbito universitario que está relacionada con el hecho de maternar y estudiar al mismo tiempo. Este lunes, mientras se dictaba la clase de Salud Materno Infantil de la Licenciatura de Obstetricia en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP, Alejandra pidió permiso para alzar a la beba de una alumna que estaba cursando su materia. Desde ese momento dio la clase con la nena en sus brazos, llamando la atención de los alumnos que estaban en el anfiteatro, quienes la grabaron y viralizaron las imágenes en las redes.

Tras la repercusión que tomó el video, la docente habló con 0221.com.ar y develó la historia detrás de algo que va más allá de un simple gesto de ternura, al que ella cataloga como «un acto de amor y de empatía» para con su alumna.

Alejandra se tomó un tiempo para la charla mientras le siguen llegando mensajes sobre las imágenes que circularon rápidamente en las redes. Dice que todo surgió «casi accidentalmente». «Yo soy docente de una de las materias que se llama Salud Materno Infantil y con la vuelta a la presencialidad muchas alumnas han tenido que asistir a clase con sus hijes. Ayer -por el lunes- particularmente en la clase había más de seis alumnas que estaban con sus otros hijes más grandes y justo esta chiquitina del video viene a todas las clases. Cuando se empieza a aburrir en dos horas de teórico se viene siempre a mis pies. Esta vez pedí permiso para alzarla y entretenerla un ratito para que su mamá pudiera estar escuchando y con la cabeza puesta en la clase».

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Su experiencia como partera, militante de la lactancia materna segura y docente de una cátedra que apunta al acompañamiento y la empatía, la lleva a actuar bajo los mismos conceptos que aprendió cuando ella era estudiante. «Hoy soy docente de una carrera en la que cuando fui alumna pude tener gente que me acompañó y facilitó mi transcurso durante la vida universitaria, entonces no se me ocurriría que sea de otra manera, aunque esto no sucede en otras cátedras».

Su amor por la profesión la llevó a emparentarse con cientos de alumnas que pasaron por su materia con la misma dificultad para poder cursar: tener que maternar. En este contexto las comprende y lucha por la visibilización de una situación que ocurre en todo el ámbito universitario. «Es una situación bastante difícil. Soy docente de la carrera de Licenciatura en Obstetricia, que es una carrera altamente feminizada; la gran mayoría de las alumnas son mujeres, muchas personas crían, amamantan e incluso están gestando y eso dentro del ámbito universitario es una complejidad porque no hay tantas franjas horarias. Pasa algo muy loco y es que esta carrera se cursa en diferentes sedes, no sólo en la Facultad de Ciencias Médicas, sino también en el pabellón universitario del hospital San Martín y otras materias en la sede de 7 y 63; entonces se vuelve muy difícil la circulación de les alumnes con la vida misma«.

Alejandra comprende las dificultades que se transitan dentro de la universidad y logra dimensionar las desigualdades que existen en los alumnos, especialmente para con quienes deben coexistir con una criatura a su lado constantemente. Por ello decidió involucrarse más de cerca y hoy forma parte de la Dirección de Género de Ciencias Médicas, desde donde aporta su grano de arena para poder brindarles una mejor convivencia durante su transcurso en la facultad a las madres que tengan como objetivo recibir su título universitario.

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«Se está trabajando fuertemente desde algunas líneas dentro de la Dirección de Género en la facu. Se están comenzando a acompañar este tipo de situaciones cada vez más, pero es necesario visibilizarlas ya que de pronto ahí se ven estas desigualdades de género enormes que tienen que ver con poder críar, amamantar, gestar y a la vez estudiar en un ámbito que quizás no está tan pensado para eso. Muchos docentes y compañera incluso juzgan y otros llegan a sentirse incómodos con la presencia de niñes en la clase», comenta.

En este sentido, Alejandra remarca su trabajo y su lucha en el día a día para poder subsanar la situación por la que pasan sus alumnas cada semana en sus clases. «Se trata de trabajar en esto con una perspectiva de derecho entendiendo que si les docentes no somos capaces de acompañar esas situaciones estamos sumándole un obstáculo más para que estas personas puedan lograr el objetivo que se proponen, que en este caso es estudiar».

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