Lo que observaron es que en un principio, la mezcla de hierro, azufre e hidrógeno se mantiene homogénea, pero que poco a poco se va diferenciando en dos líquidos distintos. Uno consistente en hierro líquido enriquecido principalmente por azufre y otro enriquecido principalmente por hidrógeno. Al ser el segundo menos denso, acababan formándose dos capas diferenciadas, una interior más pesada con azufre y una exterior más ligera con hidrógeno. Durante la diferenciación de cada capa en el núcleo marciano, se debieron formar corrientes de convección comparables a las terrestres, que habrían dotado a Marte de un campo magnético considerable. Sin embargo, cuando terminó esta diferenciación, las corrientes cesaron (pues ya no había movimiento en su interior) y con ellas el campo magnético desapareció, la atmósfera sucumbió al viento solar y los océanos marcianos se evaporaron.

Este proceso debió tardar varios cientos de millones de años, suficiente como para que el agua marciana pudiera erosionar parte de su superficie, pero insuficiente como para que ésta sobreviviera hasta nuestros días. En la Tierra probablemente se haya dado un proceso similar de diferenciación, causante de que podamos hablar de un núcleo interior y un núcleo exterior, pero que no ha afectado demasiado a nuestro campo magnético. Si la Tierra viviera un destino similar al marciano sería dentro de miles de millones de años, por lo que no tenemos de qué preocuparnos.

REFERENCIA:

S. Yokoo et al, 2022, Stratification in planetary cores by liquid immiscibility in Fe-S-H. Nat Commun 13, 644, https://doi.org/10.1038/s41467-022-28274-z

Deja un comentario
Mirá También:  ¿Qué posibilidades reales hay de que Apophis choque con la Tierra en 2029?

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *