El industrial bonaerense lee las medidas incluidas en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Se borran de un plumazo centenares de leyes y normas que hacen la vida cotidiana. Un empleado se lo acaba de dejar sobre el escritorio. Lo mira irse en silencio. Se pasa una mano sobre la frente. Cierra los ojos y se imagina una escena como de pesadilla: tener que despedir, o suspender, o adelantar las vacaciones de los trabajadores. O bajar la persiana. El industrial toma el celular y llama al presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), Marcelo Fernández. El dirigente le dice que en la entidad no hay quien no comparta su preocupación. Y lo repite frente a este diario.

–Si estuviera frente a Milei ¿qué le dice?

–Que recién asume y está dejando en el camino mucho capital político. Esto sólo genera incertidumbre. Le diría que queremos ver la letra chica de cómo se reglamentan los DNU. Saber cómo repercute en toda la actividad productiva.

–Mencione algo que le quite el sueño.

La reforma del Código Aduanero. Puede ser peligrosa. Si se puede importar sin trabas, va a haber prácticas que creíamos desterradas con la gestión de la Aduana.

–¿Cómo cuáles?

Como la subfacturación de de mercaderías equivando impuestos. Generan una competencia desleal con la producción nacional.

-¿La reforma laboral lo preocupa?

–Si porque afecta derechos de los trabajadores que en las Pymes están todo el día con nosotros. Se genera zozobra. Vimos gran movimiento de gente que ha salido a protestar antes de saber la letra chica de los DNU. Imaginamos que cuando la lean habrá mucha más movilización. Más presencia en las calles. Y la verdad que eso no es bueno para nadie.

De mal en peor

La CGERA ya se sentía sobre terreno resbaladizo por otra medida gubernamental. Afecta a insumos y productos que están fondeados en el puerto. Las empresas no los pudieron sacar durante meses y meses. No había dólares en el Banco Central. Ahora, menos. Las compras siguen atrapadas. Pero la factura del total de impuestos y gastos se fue a la estratosfera. Esa que se iba a alcanzar con los vuelos espaciales de Carlos Menem.

–¿Hablaron con el ministro de Economía, Luis Caputo?

–Le mandamos una carta. El aumento impositivo repercute extremadamente sobre los costos de las Pymes. El tipo de cambio tuvo un aumento devaluatorio que se aplica a las importaciones. Ahora nos quieren aplicar un tipo de cambio mucho más alto por operaciones cerradas antes de la asunción de Milei.

–¿Cobrarles con el nuevo tipo de cambio devaluado?

–Si. Durante mucho tiempo casi todas las importaciones quedaron sin efecto. No se pudieron hacer. No las habilitaron por falta de divisas ¡Y las mercancías ya estaban en la zona portuaria!

–¿Cómo explica el problema de modo simple al ciudadano de a pie?

–Es como si vos llamaras ahora a todos los que cargaron nafta y les dijeras: lo que cargaron hace dos meses, me lo deben pagar al precio de hoy.

–No quiero ni imaginarme la reacción.

–El empresario trajo la mercadería. Hizo que el proveedor se la embarcara para que la operación se hiciera más rápido. Ahora la tienen en el puerto a la espera de la habilitación.

–¿Se reprogramaron los pagos?

–Sí, por falta de divisas para la cancelación. Mientras tanto, el proveedor no te manda la documentación. Y la mercadería no se puede nacionalizar.

–¿Cómo se sale de este embrollo?

–¿Qué me dice el gobierno ahora? Bueno, yo devalué y aumentaron los impuestos País y los otros. Nos tienen que pagar a los valores de hoy. Y que todo lo que ya está en el puerto es una operación a futuro.

–Pero las mercancías estaban en espera.

–Claro, porque no tenían habilitación. Faltaban las divisas.

Cuentas que no cierran

Fernández, de 63 años, es parte del asunto. Compró con su hermano la fábrica de cierres o cremalleras Lynsa. Los fabrica de metal, nylon o plástico inyectado. Sostiene que decir cierre relámpago es nombrarlo por la marca, como decir Gillette. La planta está en La Tablada.

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–¿En cuánto se le encarece el costo a la Pyme?

–Te doy un ejemplo. Un empresario compró productos extra zona Mercosur por 100.000 dólares. Los tiene en el puerto. Antes de la devaluación de Caputo y Milei. La factura era de unos 35 millones de pesos. Ahora es de unos 80 millones de pesos.

–A eso se le agregan impuestos.

–El IVA, los derechos de importación, gastos, etc. Antes del 10 de diciembre el empresario debía pagar más o menos unos 27 millones de pesos en impuestos. Ahora, con el ‘Caputazo’, la suma de impuestos es de 70 millones de pesos.

–¿Da quién es la culpa?

–Entiendo razones de Estado, que no son de este gobierno, hay que aclararlo. El gobierno de Alberto Fernández no lo solucionó. Pero al nuevo gobierno le digo que tomó la administración con la deuda, con todo el beneficio de inventario. Que no se quieran ‘salvar’ con un impuesto mayor. Nosotros no perjudicamos al fisco. Van a recaudar menos si atienden nuestro reclamo. Pero lo que pensaban recaudar no es esta bestialidad de aumentar así los tributos.

–¿Se está negociando?

–Por respeto les mandamos primero el comunicado. Después lo hicimos público. La medida con el nuevo tipo de cambio devaluado tiene que regir para adelante, no para atrás.

–¿Ve la salida?

–No voy a ser hipercrítico. Pero planteamos las cosas que a mi me parecen que hay que corregir. Son las que repercuten en los empresarios pequeños y medianos de la provincia de Buenos Aires.

–¿Las Pymes siguen invisibles para los medios hegemónicos?

–Hay actores de la vida cotidiana que son vitales. Producen, dan trabajo. Justo en un momento en que cierta gente de la política está muy mal vista. Queremos apelar a la sensibilidad. Se puede considerar perfectamente nuestra demanda. Sólo tienen que verificar cuándo fueron hechas las importaciones. Aumentar a partir de ahora, está bien, es su decisión. Son el gobierno. Pero no sobre el pasado porque me arruinás financieramente, nos llevan a la ruina.

–¿A cuánto ascienden las importaciones industriales?

–Por mes son aproximadamente unos 3.000 millones de dólares, en promedio. Ahora puede haber entre 3.000 y 4.000 millones de dólares en importaciones hechas antes de la devaluación.

–¿Cuántos insumos hay fondeados?

–Imposible saberlo. Pero las Pymes necesitan los insumos para producir. Encima estamos en el mes del medio aguinaldo, las vacaciones, el sueldo de diciembre. Si no contemplan el reclamo, nos arruinan.

El pie en el freno

El dirigente fue diputado por el Frente para la Victoria en los períodos 2005-2009 y 2009-2013. Está al frente de una entidad cuyo origen es la CGE. Fue una emblemática central empresaria de la década de 1970. Acompañó la iniciativa del presidente Juan Perón de firmar el histórico Pacto Social. Lo hizo junto con la Confederación General del Trabajo (CGT). Una época en que se logró que los trabajadores se acercaran de nuevo a un 50% de participación en el ingreso nacional.

–¿Se frena la producción Pyme en la provincia?

–Eso ya se venía denunciando. Con el gobierno bonaerense y el gobierno nacional anterior, habíamos podido solucionar algunos temas, pero no todos. Pero era público y notorio que no se giraban divisas al exterior ni se habilitaban importaciones. La verdad que cuando nos tuvieron en cuenta como Pymes, en un contexto nacional y popular, fue con Néstor Kirchner.

–¿Antes no?

–Si, con Juan Perón que tuvo un ministro de Economía como José Ber Gelbard. Tenías un empresariado nacional que defendía lo nacional. Defendía el mercado interno como desarrollo de la economía.

–¿Sorprende un presidente como Milei en la historia argentina?

–Tengo sobre eso una filosofía. Cuándo hubo 30.000 desaparecidos en dictadura, exiliados, un plan económico que destruyó el país los 25 millones de argentinos, como decía la canción del Mundial, ¿qué hacían, miraban? Es una vergüenza.

–Igual que en el golpe de Estado de 1976.

–Hubo gente valiosa que enfrentó ese plan económico de José Martínez de Hoz ¿Cuántos eran, 100.000? Ponele que eran más ¿Y los millones restantes dónde estaban?

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–Tampoco se enfrentó al principio a Fernando de la Rúa o Macri.

–Porque no tenés un país militante ¿Cuándo destruían la industria, dónde estaba la Unión Industrial Argentina? ¿Sabés que decía Perón de la UIA? No son unidos, ni industriales, ni argentinos. Ni Cristina Kirchner quiso tener un José Ber Gelbard.

–¿Conoce la gente la historia?

–Debería. En 1972, en Puerta de Hierro, en Madrid, Perón lo mira a Gelbard y le dice que una de las condiciones para su regreso al país es que él fuera el ministro de Economía. Gelbard lo mira y le dice: «General yo de economía no sé un carajo, ni terminé la escuela primaria”. Perón le dice: “Justamente por eso, usted me va a hablar de producción y de trabajo. Yo no quiero financistas. Si usted no agarra, yo no agarro”.

–¿Ese fue el germen del Pacto Social?

–Le dijo a Gelbard que se pusiera de acuerdo con Ignacio Rucci, secretario general de la CGT. Perón le dice: “Yo voy si tengo a 600.000 empresarios y a 6 millones de trabajadores con sus familias. Y ya está. No se habla más. Después usted se ocupa de tener bien al empleado público» ¡Mirá qué fácil la hizo! Y sacó 62% de los votos en 1973.

–¿Qué es ser peronista en el siglo XXI?

–No sé quién lo puede contestar. Caímos, vanamente, en una discusión de ‘ismos’, discutir apellidos. La manera de estar todos juntos hubiese sido con el Justicialismo.

–¿Qué va a hacer la CGERA?

–El empresario no tiene el poder de convocatoria de la CGT, por ejemplo. Siempre es más cauto. Ahora estamos recibiendo la lista de precios. Faltan insumos. No queremos ir a suspensiones de trabajadores, ni despidos, ni vacaciones anticipadas.

–¿Habrá resistencia a las medidas?

–Se nos había dicho que habría inflación, aumento de tarifas, alza de combustibles, devaluación, etcétera. Pero le vamos a decir desde el día uno que esto no ayuda a la producción. Lo decimos como aporte, no de crítica, que están equivocados. No sería el primer gobierno que no toma en cuenta a los actores reales de la economía.

En el territorio

La CGERA de Fernández fue uno de los impulsores de la Messa Política Kicillof Gobernador, así como se formó también la Mesa de Sergio Massa Presidente. Los empresarios Pymes se jugaban la vida en las elecciones.

–¿Qué esperan de Axel Kicillof?

–Los cuatro años de su gobierno, en cuanto a la atención y la resolución de problemas, a movilizar la producción, la industria y el comercio, fueron muy buenos. Una gestión muy cercana. Han convocado a Pymes.

–¿Los convocó?

–Kicillof es alguien que ha confiado en el sector Pyme. Ojalá en el futuro podamos, pensar, discutir y ampliar, habiendo sido exitosa la gestión. Nosotros podemos ser los Gelbard de Kicillof.

–¿Qué le pareció la reacción del gobernador frente al temporal?

–Mostró el rol que cumple el Estado. Quedó evidente después de lo ocurrido en Bahía y otras localidades de la provincia de Buenos Aires. Revela la importancia del Estado, su presencia y la asistencia. No solamente de los damnificados en viviendas particulares o de la tragedia en el club con 13 fallecimientos y los heridos. También es crucial para el comerciante, para el pequeño y mediano empresario. Seguramente van a tener que ser asistidos también por las dificultades que generó el temporal.

–¿Cómo lidiará Kicillof con Milei?

–Al ser de otro color político el gobierno nacional, quizás no tenga la asistencia que tuvo del gobierno anterior. Milei ya anunció recortes. La provincia, además, no tiene el porcentaje de coparticipación de impuestos que merece. Kicillof va a tener que atender mucho más temas. Pero nos puede ayudar con rondas de negocios o con misiones comerciales al exterior. Ya lo hizo el ministro Augusto Costa. Habrá recursos del Banco Provincia o del Fondo de Garantía frente a una caída de la actividad.

–¿Seguirá la Mesa Política creada para las elecciones?

–CGERA la formó con otras instituciones, con empresarios y dirigentes sin encuadramiento. La vamos a continuar. En una reunión que se hizo en Luján, el gobernador nos dijo que nos quería al lado de él. Que quería estar más acompañado y no tanto con declaraciones mediáticas.

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–¿Qué más le pide a Caputo?

–Primero le reitero el comunicado de que no se pueden cobrar con la devaluación los impuestos de importaciones ya hechas. Segundo, recordarle lo que habíamos propuesto de que los empresarios puedan usar dólares propios para destrabar importaciones.

–¿Dólares fugados?

–De donde sea. No sé por qué el gobierno anterior no lo aplicó. Serían más ágiles las operaciones. Se usarían dólares que están fuera del sistema o los blanqueados. Ayudará a acumular reservas.

–¿No fue parte de la ley de presupuesto?

–Se lo pedimos a Sergio Massa y lo incluyó. Pero no se implementó de la manera que esperábamos. La idea es no pedirle a un Banco Central sin dólares. Lo mismo con las tarjetas de crédito. Por más que pusieran un dólar alto, si no hay dólares no funciona. Dijimos que el que gastó en dólares, que ponga los dólares.

–¿Estarán dispuestos?

–Es una manera de sincerar la economía. Que el empresario pueda importar libremente pero con divisas propias.

–¿Las empresas tomaron deudas para importar?

–Todavía hay 30.000 millones de dólares de deuda en mercaderías que se compraron. Si el presidente dice que hay que liberar, bueno, que cada uno pueda conseguir los dólares para importar insumos y que fabrique. Esto va a permitir mayor actividad económica, que no se frene la producción. Si no tenemos producción, va a haber más gente golpeando las puertas de los ministerios pidiendo plata.

La Patria peronista

Fernández prefiere ver la viga en el ojo propio. Dice que no entiende por qué se otorgaron generosamente sumas millonarias a grandes conglomerados económicos para que pudieran importar, sin reclamarles que abrieran sus tesoros rebosantes de dólares.

–Usted apoyó a Unión por la Patria ¿es autocrítico?

–Hicimos todo mal. Si se tenían que acumular reservas había que guardar las divisas de las exportaciones. Y debió decirles a los señores de los grandes grupos o las grandes cadenas de supermercados: si quieren importar, traigan los dólares. ¡Nos hubiéramos ahorrado 35.000 millones de dólares!

-¿En qué período?

–Entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023. Las divisas las podía poner el sector privado. Tienen 450.000 millones de dólares guardados bajo el colchón. Se hubiera producido más y el empresariado no estaría en esta zozobra. Se habría tenido más fondos para asistencia, para mejorar las cuentas públicas.

–¿Los economistas lo entienden?

–Los economistas no entienden nada de producción. Yo tenía esperanza de que como Massa no era economista íbamos a tener una fuerza productiva, como con Perón. No podés entender cómo con un tipo que no terminó la primaria hubo inflación cero, sin déficit fiscal, pleno empleo, exportaciones de Pymes a países que no tenías en el radar, y un acuerdo de precios y salarios ¡Te caes es espaldas! Después vinieron Isabel Perón y José López Rega con la megadevaluación del Rodrigazo. Pensar que Milei nos hablaba hace poco del Rodrígazo y acaba de hacer el Caputazo. Los economistas no se hacen cargo de su ignorancia productiva. Tienen conocimientos financieros.

–¿Milei cumple lo dicho en campaña?

–Las medidas de Caputo no son ni por error las de Milei. Si tuviese un poquito de humildad, escucharía. No sería tan drástico ¡Ojo! Tiene una gran oportunidad de que le salga bien. Pero como no creo que lo haga, va a fracasar.

–¿Cambiará Milei?

–En marzo va con otro armado de gobierno. Y a todos estos los echa. Primero los va a dejar que se expongan ¿Te acordás los giros de Carlos Menem? Primero con Bunge y Born, después con Erman González para el Plan Bonex y luego Domingo Cavallo.

–¿Y Unión por la Patria?

–Tiene que reconstruir un espacio peronista. Los jóvenes no quieren saber nada de eso. En 2025 van a votar 400.000 o 500.000 nuevos. Aunque reaparezca Cristina dando charlas, no hay nadie más. Nadie va a enamorar. Si estos energúmenos del gobierno siguen, no vamos a poder estar bien.

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