El verano legislativo será una batalla de agendas: el flamante temario de extraordinarias, por un lado, y el DNU desregulador por otro. El primero es impulsado por La Libertad Avanza, que no quiere saber nada con debatir el decretazo de Javier Milei antes de marzo y prefiere, en cambio, distraer con un simulacro de discusión en torno a un más digerible paquete de medidas tributarias y administrativas. El mega DNU, baja línea el presidente, queda como está: es todo o nada. El peronismo, conciente de que esta decisión genera pruritos republicanos entre radicales, lilitos y peronistas «moderados», apuesta a lo contrario y demanda que el decreto se debata ya en la Bicameral de Trámite Legislativo. No tiene la mayoría para rechazarlo pero el número no está tan lejos. Las terminales de Unión por la Patria hacen cuentas y observan que están a muy pocos votos de hacer algo que nunca se hizo, hasta ahora, en la historia argentina: bocharle un DNU a un presidente.

La incomodidad de algunos radicales y larretistas es palpable. El DNU de 82 páginas y 366 artículos de Javier Milei cayó mal en el Congreso, a varios por el contenido, pero a la mayoría por la forma. Los ex socios de Juntos por el Cambio quieren garantizar la gobernabilidad del proyecto libertario, pero el presidente no se las deja fácil. Las primeras expresiones de los referentes del espacio – Martín Lousteau, Miguel Ángel Pichetto, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Facundo Manes – fueron elocuentes: le decían a Javier Milei que respaldaban muchas de las iniciativas que proponía y que querían cooperar con el gobierno, pero que el lugar para hacerlo era el Congreso. «Nosotros le tiramos un salvavidas, pero el presidente no afloja», se quejaba un dirigente radical.

Los dirigentes de La Libertad Avanza se reunieron varias veces, en el último par de días, con sus irritados aliados. El jueves a la noche, Guillermo Francos pasó por la oficina de Cambia Federal y se reunió con Pichetto, Emilio Monzó, Nicolas Massot y Margarita Stolbizer. Allí, los diputados le pidieron al ministro de Interior que recapacitara, que avanzar vía DNU generaría inseguridad jurídica y abriría fácilmente la puerta de la judicialización. Monzó, que fue presidente de la Cámara de Diputados durante el gobierno de Mauricio Macri, le compartió su experiencia cuando, en 2018, el gobierno de Cambiemos intentó sacar un mega decreto y, debido al rechazo de la oposición, debió reemplazarlo por tres proyectos de ley. «En el 90 por ciento de los proyectos estamos de acuerdo. Hay predisposición para acompañar en la Cámara, pero esto no ayuda», le dijo Monzó a Francos. El ministro, sin embargo, partió reafirmando que el DNU seguiría como estaba.

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Los radicales intentaron una estrategia similar, aunque de manera pública. Primero, Lousteau le propuso a Milei que presentara proyectos espejo a los artículos del DNU. Como el presidente rechazó la propuesta, Rodrigo de Loredo, titular de la bancada en Diputados, le propuso otra alternativa: «Si el Gobierno no evalúa enviar las leyes correspondientes al Congreso, que es el camino adecuado, pueden ayudar las aprobaciones parciales sobre gran parte de las propuestas, o bien que el Gobierno este dispuesto a remitir las reformas de forma segmentadas en varios DNU para su tratamiento», sugirió, luego de una reunión de bloque. Allí se había acordado rechazar la modalidad del decreto, pero de manera «diplomática», de modo de evitar tener que ir al recinto (en donde varios radicales, probablemente, terminen votando en contra y dividiendo al bloque).

Estas negociaciones, sumadas al malestar de la Coalición Cívica, el socialismo y algunas fuerzas provinciales, comenzaron a generar un caldo de cultivo para un posible rechazo. Y Unión por la Patria ya comenzó a tomar nota. En Diputados, la bancada que lidera Germán Martínez calcula que hay un núcleo duro de rechazo de 109 diputados: los 101 de UxP, los 5 de la izquierda, 2 del Partido Socialista y la cordobesa Natalia de la Sota. Es decir que están a solo 20 diputados de poder rechazarle el decreto en la Cámara baja. Con una parte de la bancada radical – tiene 35 diputados – y algunas fuerzas provinciales – el gobernador rionegrino Alberto Weretilneck se pronunció en contra, lo mismo el gobierno misionero de Hugo Passalacqua – el peronismo podría sumar los porotos que le faltan para rechazarle el DNU en el recinto.

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Un escenario similar se vive en el Senado, en donde UxP cuenta con 33 senadores propios y ya suma algunas adhesiones dentro de Juntos Somos Río Negro y Unidad Federal (el bloque que integran ex frentetodistas como «Camau» Espínola y el entrerriano Edgardo Kueider). «Ninguno está de acuerdo con la forma y quieren debatir ley a ley, si nos unimos todos somos casi un tercio de la cámara. Ahora, del dicho al hecho hay un trecho», masculló un senador.

Antes de llegar al recinto, sin embargo, la primera batalla se dará en la Bicameral de Trámite Legislativo. La comisión está integrada por 16 legisladores – 8 diputados y 8 senadores – que deberán expedirse sobre la validez del DNU presentado. El Ejecutivo tiene la obligación de enviar los decretos para su tratamiento en un plazo no mayor a 10 días y, luego, la comisión tiene otros 10 días para tratarlos. La realidad es que, en los últimos años, muy pocas veces se ha cumplido este plazo, pero el objetivo de UxP es forzar su tratamiento en extraordinarias. Hay un escollo: el DNU no entró en el temario de extraordinarias que presentó el Ejecutivo, entonces varias voces de LLA – y también del PRO y el radicalismo – advierten que hasta que no comiencen las sesiones ordinarias en enero no se puede tratar el tema.

«El DNU tiene que enviarse a los 10 días hábiles para ser tratado en la comisión, que después tiene 10 días para dictaminar. Aunque no se incluya en extraordinarias, porque la Constitución Nacional dice que cuando la comisión recibe el DNU debe elevar el despacho a las dos cámaras para su expreso tratamiento», precisó a Página12 Mariano Recalde, uno de los senadores propuestos por UxP para integral la Bicameral.

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Por fuera de esta discusión técnica, hay otro obstáculo: la misma conformación de la Bicameral. UxP y LLA están en plena disputa por dos lugares, uno en el Senado y otro en Diputados. En Diputados, según definió Martín Menem, la distribución quedó: 3 lugares para UxP, 2 para LLA, 1 para la UCR, 1 para el PRO y 1 para una alianza entre Cambia Federal, la CC y el cordobesismo. En el Senado, según definió Victoria Villarruel, UxP tiene 3 lugares, LLA 1, la UCR 1, el PRO 1, Unidad Federal 1 y el bloque del salteño Juan Carlos Romero otro. En ambas cámaras UxP reclama un lugar más, pero el panorama no es favorable para el peronismo.

En paralelo, está el temario de extraordinarias, que incluye proyectos como la restitución del pago de Ganancias para trabajadores o la reforma del Estado. El viernes a la noche el Ejecutivo hizo la convocatoria para sesionar entre el 26 de diciembre y el 31 de marzo, y el objetivo de LLA es concentrar todos los esfuerzos para aprobar el temario propuesto por Casa Rosada. Hay proyectos como la reforma del Estado que pasarán sin problemas, pero Ganancias será un dolor de cabeza. Ya están trabajando en conformar las comisiones de Presupuesto, Asuntos Constitucionales y Legislación General y allí buscarán centrar el debate. El DNU, en cambio, buscarán patearlo hasta marzo. «A la Bicameral vamos a esperar a que la activen ellos», confesó una espada libertaria.

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