Entonces entró en acción Madalyn Murria O’Hair, una atea militante que en 1963 consiguió que se suprimieran las plegarias obligatorias en las escuelas públicas -y por las que se ganó el título de “la mujer más odiada de América” según la revista Time-. O’Hair protestó por lo que consideró como “un intento de imponer en el mundo la religión cristiana del gobierno de los Estados Unidos”.

Tres días después de la lectura del Génesis, en agosto de 1969, demandó a la NASA solicitando un mandato judicial contra este tipo de manifestaciones religiosas. Presentó la demanda en el Tribunal de Distrito para el Distrito Oeste de Texas pero fue sobreseída por no considerar que fuera un asunto del tribunal. El caso terminó en la Corte Suprema que también lo desestimó porque se consideró no competente para juzgarlo. Con todo, desde entonces la NASA fue mucho más cuidadosa a la hora de apoyar abiertamente causas religiosas, o mejor dicho, causas religiosas cristianas.

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