Ecolocalízame, Daredevil

La ecolocalización que usa Daredevil se parece a la utilizada en los sónares de los submarinos para navegar por las profundidades del océano: el sónar emite un sonido que rebota al hallar un obstáculo. Al analizar el tiempo que tarda ese rebote en volver se consigue identificar la distancia a la que se encuentra el objeto interpuesto en su camino. Sin embargo hay una importante diferencia entre ambas: el sonar se basa en enviar un estrecho haz de sonido para localizar el objetivo, y Daredevil utiliza sus dos oídos. Gracias a que están separados cierta distancia uno del otro, el sonido rebotado llega con diferencias en la intensidad, tiempo y frecuencia a cada uno de ellos, dependiendo de la posición espacial del objeto que lo ha generado. Esta diferencia, Aunque sutil, permite a Daredevil recrear la posición espacial del objeto, incluso su distancia, tamaño y características.

Daredevil del mundo animal

En el mundo real hay bastantes Daredevil: son los animales que utilizan la ecolocalización, aunque no tienen que ser necesariamente ciegos. Los más famosos son los murciélagos, y estos, a pesar de no tener una gran visión, no carecen de ella. La ecolocación les permite encontrar lugares donde hay muchos insectos, poca competencia para obtener el alimento y pocos depredadores para ellos. Para ello emiten ultrasonidos que generan en la laringe a través de la nariz o de la boca abierta.

También los cetáceos como delfines, marsopas, delfines de río, orcas y cachalotes se sirven de la ecolocalización. Para ellos es muy útil cuando bucean en zonas de aguas turbias. En el caso de los los delfines, emiten los ultrasonidos en forma de ráfaga de clics, y los costados de su cabeza y su mandíbula inferior, que contienen una grasa aceitosa, son las zonas que sirven de receptores del eco.

Mirá También:  Nuevas imágenes de los anillos de Saturno con un nivel de detalle asombroso

Los animales que sí son ciegos, y además sordos, son los topos. La mayoría son excavadores y viven bajo tierra, por lo que la evolución ha hecho que sus pequeños ojos acaben tapados por piel y les sean inservibles. Tampoco disponen de pabellones auditivos pero en cambio tienen muy desarrollado los sentidos del tacto y del olfato, a lo que contribuye la presencia de vibrisas, unos pelos rígidos que se encuentran en la cara, las extremidades y la cola y que tienen gran sensibilidad táctil. Otros animales sin ojos son la anguila ciega del Yucatán, en peligro de extinción, o la culebrilla ciega, endémica de la Península Ibérica. Ambas especies tienen receptores sensoriales en la cabeza, tienden a ocultarse en cuevas o bajo tierra y algunos de los ejemplares presentar carácter albino.

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *