El chirrido que se produce cuando alguien pasa sus uñas o una tiza por la pizarra hace que a la mayoría, le provoque un escalofrío, dentera o desagrado en general. Todos tenemos sonidos que soportamos aunque no siempre coinciden con la mayoría. Lo que a uno le provoca estremecimiento no tiene por qué molestar a otro. Pero, ¿por qué somos tan extrasensibles a algunos sonidos?

¿Por qué nos da dentera el sonido de las uñas en una pizarra?Midjourney/Sarah Romero

¿Por qué motivo?

¿Qué tiene este ruido en particular que evoca una respuesta tan poderosa y negativa en tantas personas? La respuesta está en la intersección de la física, la neurología y la psicología. Las investigaciones han descubierto que este sonido tiene la misma frecuencia que el llanto de un bebé y el grito humano, lo que sugiere que está asociado con la supervivencia y desencadena una respuesta equivalente de alarma. La mayoría califica este sonido como repulsivo o estremecedor.

El sonido producido por las uñas rascando una pizarra se puede analizar examinando sus propiedades acústicas. Sabemos que el sonido viaja en ondas y las ondas creadas por esta interacción de rejilla son una mezcla de frecuencias. Los científicos han determinado que los sonidos más perturbadores se encuentran dentro del rango de frecuencia de 2.000 a 4.000 hercios. Este rango es donde el oído humano es más sensible debido a la anatomía del canal auditivo y donde también se encuadra el llanto de un bebé, por ejemplo.

Los sonidos en este rango de frecuencia hacen que el canal auditivo resuene, por lo que el sonido se transmite de manera especialmente eficiente. 

Representación artística de ondas sonoras saltando a través del vacío. Foto: Nanoscience Center at the University of Jyväskylä.

¿Qué sonidos nos provocan más malestar?

El sonido de una alarma, el de una ambulancia o la sirena de bomberos o policía, el llanto de un niño… todos estos sonidos desatan esa sensación de estar oyendo algo desagradable y que se remonta al instinto natural de evitar a los depredadores en nuestro pasado evolutivo.

A nivel cerebral, resulta que cuando el sonido que hemos puesto de ejemplo, el de las uñas chirriando en una pizarra, llega a nuestros oídos, se traduce en señales eléctricas que viajan a la corteza auditiva del cerebro. Este ruido no sólo se procesa como sonido; también activa la amígdala, que participa en el procesamiento de las emociones y este encendido de la amígdala desencadena una respuesta emocional, es decir, la sensación de malestar o ansiedad. Es una posible señal de angustia desde la amígdala a la corteza auditiva.

También podría haber un componente psicológico en nuestra reacción.Midjourney/Sarah Romero

“Hay un rango de frecuencia en el que nuestros oídos son más sensibles. Aunque todavía hay mucho debate sobre por qué nuestros oídos son más sensibles en este rango, también incluye sonidos de gritos que nos resultan intrínsecamente desagradables», explicaba Sukhbinder Kumar, de la Universidad de Newcastle, en un estudio realizado en 2012. “Parece que hay algo muy primitivo en esta acción”.

También podría haber un componente psicológico en nuestra reacción. La respuesta negativa al sonido de la tiza o las uñas en una pizarra podría aprenderse. A lo largo de nuestra vida, podemos observar que otros reaccionan negativamente a este sonido y aprendemos a asociarlo con incomodidad y con algo que debemos evitar a toda costa.

La sensibilidad a dichos sonidos también puede variar de persona a persona, dependiendo de las diferencias individuales en el procesamiento sensorial.

Podría ser fonofobiaMidjourney/Sarah Romero

Otras personas experimentan ira irracional ante ciertos ruidos, debido a una condición cada vez más reconocida llamada misofonía. Investigaciones recientes sugieren que esto es más común de lo que se pensaba anteriormente. En lugar de ser un problema con el sistema de procesamiento auditivo del cerebro, una investigación sugirió que los sonidos que las personas con misofonía encontraban tan insoportables en realidad activan circuitos neuronales que controlan el movimiento de los músculos faciales, por lo que es como si el propio sonido o ruido se introdujera en sus propios cuerpos, provocando sentimientos de ira o repulsión.

En un sentido más amplio, comprender los sonidos que desencadenan respuestas negativas puede ser importante en diversos campos, como el diseño de productos, donde la experiencia del usuario puede verse afectada significativamente por los sonidos que emiten los objetos, como por ejemplo el pitido que haga un dispositivo electrónico.

Como siempre, si crees que tu sensibilidad al sonido te genera mucha angustia o ansiedad, lo más recomendable sería visitar un profesional de la salud mental para tratar de probar varios tratamientos para lo que podría ser fonofobia, como la terapia cognitivo-conductual.

¿Te da dentera?Midjourney/Sarah Romero

Referencias: 

  • Kumar et al (2012). Features vs. Feelings: Dissociable representations of the acoustic features and valence of aversive sounds. Journal of Neuroscience
  • Brout, J., Edelstein, M., Erfanian, M., Mannino, M., Miller, L., Rouw, R., Kumar, S., & Rosenthal, M. (2018). Investigating Misophonia: A Review of the Empirical Literature, Clinical Implications, and a Research Agenda. Frontiers in Neuroscience, 12. https://doi.org/10.3389/fnins.2018.00036.
  • Cavanna, A. (2014). What is misophonia and how can we treat it?. Expert Review of Neurotherapeutics, 14, 357 – 359. https://doi.org/10.1586/14737175.2014.892418.
  • Asha’ari, Z., Zain, N., & Razali, A. (2010). Phonophobia and hyperacusis: practical points from a case report.. The Malaysian journal of medical sciences : MJMS, 17 1, 49-51 .
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