Los continentes más antiguos de la galaxia se formaron 5.000 millones de años antes que la Tierra

Una nueva investigación titulada «¿Cuándo surgieron los primeros exocontinentes?» y dirigida por Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff en Gales (Reino Unido), ha descubierto que los continentes más antiguos de nuestra galaxia podrían haberse formado 5.000 millones de años antes que la Tierra, lo que implica que otros mundos de la Vía Láctea podrían albergar vida, especies alienígenas mucho más evolucionadas que la nuestra.

Huéspedes potenciales

La astrobiología dicta que un planeta necesita tener ciertas características concretas para sustentar la vida, como poseer oxígeno en su atmósfera, algo que proteja a los organismos de la radiación peligrosa y agua líquida. Estos elementos parar empezar. Y, aunque las grandes masas de tierra no son estrictamente necesarias para que surjan los seres vivos, la historia de nuestro propio planeta muestra que son importantes para que la vida prospere y sobreviva durante largos períodos de tiempo.

De esta premisa parte el presente estudio que plantea que si un exoplaneta tuvo continentes antes que la Tierra, bien podría haber vida más antigua y avanzada en ese mundo. Y resulta que los primeros continentes de otros exoplanetas podrían haber surgido entre 4.000 y 5.000 millones de años antes que los de la Tierra.

La Tierra primitiva era una esfera fundida, cuya superficie se remodelaba continuamente por la actividad volcánica. A medida que la Tierra se enfrió, se formó una fina corteza en la superficie. Esta corteza fue el lugar de nacimiento de los continentes. Sin embargo, estas primeras masas de tierra no eran los continentes que hoy conocemos, sino más bien una colección de protocontinentes pequeños e inestables.

Lo que hace que existan los continentes es la tectónica de placas, es decir, el movimiento de placas rocosas que flotan sobre el interior fundido de un planeta. Los protocontinentes se formaron cuando estas primeras placas tectónicas chocaron y se fusionaron. El calor del manto inferior hizo que la corteza se derritiera parcialmente y los materiales más ligeros subieran a la superficie, un proceso conocido como diferenciación. La base del proceso es que el calor del núcleo del planeta impide que el magma se solidifique e inmovilice los continentes. Y dicho calor es producido por sustancias radiactivas del núcleo, como el uranio-238, el torio-232 o el potasio-40, que van emitiendo energía conforme se van desintegrando.

La mayoría de estos elementos llegaron a la Tierra gracias a eventos cósmicos catastróficos, como supernovas y colisiones entre los restos fenecidos de estrellas gigantes. Y es posible detectar huellas de estos elementos radiactivos en las longitudes de onda de la luz que emiten las estrellas.

En este estudio, rastreando los niveles de uranio-238 y potasio presentes en estrellas cercanas, los investigadores descubrieron que los primeros continentes se formaron alrededor de estrellas próximas y similares al Sol hasta 2.000 millones de años antes de que comenzara la tectónica de placas aquí en la Tierra. En particular, los continentes más antiguos entre estas estrellas, ubicados alrededor de HD 4614, a unos 20 años luz de la Tierra, son anteriores a la actividad tectónica de placas de la Tierra.

A pesar del tamaño limitado de la muestra que fue de solo 29 estrellas y considerando las estimaciones astronómicas actuales sobre la habitabilidad planetaria, los científicos concluyeron que dentro de este pequeño subconjunto, podría haber dos sistemas con biosferas más avanzadas que de la Tierra.

Desentrañando los misterios de la Vía Láctea

La comprensión de la Vía Láctea ha evolucionado significativamente a lo largo de los siglos. Los antiguos filósofos griegos creían que nuestra galaxia era un fenómeno celeste causado por estrellas agrupadas. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XVII cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia la Vía Láctea y descubrió que estaba compuesta por multitud de estrellas individuales. Esta fue una revelación totalmente innovadora que revolucionó nuestra comprensión de esta característica del cosmos. La comprensión de que la Vía Láctea era una galaxia (un inmenso sistema de estrellas) llegó siglos después, gracias a astrónomos como Harlow Shapley y Edwin Hubble quienes hicieron observaciones clave que llevaron a la comprensión de la Vía Láctea como una galaxia entre muchas otras en el vasto universo.

Referencias: