Thirsk comenta también que el cansancio, el mareo y la pérdida de equilibrio le afectaron tras su vuelta a la Tierra, aunque tras unas horas recuperó la normalidad. Sin embargo, los músculos y huesos requieren de más tiempo para reacostumbrarse.

El estudio también observó que aquellos astronautas que permanecieron en el espacio periodos cortos de tiempo, menos de 6 meses seguidos, recuperaban la masa ósea perdida con mayor rapidez que aquellos que habían permanecido más tiempo en la Estación Espacial Internacional.

Estas lecciones son importantísimas si queremos desarrollar una exploración espacial exitosa, con astronautas en buenas condiciones de salud. En la actualidad ningún ser humano ha permanecido largos periodos de tiempo en la gravedad reducida de cuerpos más pequeños que la Tierra, como la Luna o Marte, pero sin lugar a duda estos ambientes tendrán efectos sobre nuestra fisionomía. Con suerte no tan graves como los provocados por la ingravidez total. A la hora de establecer colonias permanentes en estos cuerpos, no solo debemos considerar el desarrollo tecnológico necesario para hacerlas posibles, sino también cómo afectarán estas experiencias a quienes se embarquen en ellas. No serviría de nada tener la mejor tecnología si los y las astronautas que habiten la Luna o Marte en un futuro no pueden hacerlo en condiciones de salud y bienestar. Especialmente si pretendemos hacer el espacio accesible a cada vez una cantidad mayor de personas.

Referencia:

L. Gabel et al, 2022, Incomplete recovery of bone strength and trabecular microarchitecture at the distal tibia 1 year after return from long duration spaceflight, Scientific Reports, 12 (1) DOI: 10.1038/s41598-022-13461-1

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