«Una sustancia gelatinosa se encuentra ocasionalmente en la hierba, la tierra e incluso a veces en las ramas de los árboles, cuyo origen los eruditos modernos no atribuyen ni a las estrellas ni a los meteoros; pero que están divididos en cuanto a considerarlos como un producto animal o vegetal. Los botánicos la denominan tremella nostoch y dicen que es una planta fungosa, de rápido crecimiento y de corta duración, de la cual se ha descubierto incluso la semilla, pero los zoólogos, aunque difieren entre sí, coinciden en afirmar que se trata de los restos alterados de ranas muertas”. De este modo describía en 1845 el escritor y senador norteamericano Samuel Griswood la ‘jalea de estrella’ o star jelly, llamada así pues se suponía que había llegado del cielo.

La prestigiosa revista Scientific American publicaba esta nota en noviembre de 1846: “El 11 de noviembre de 1846, un objeto luminoso estimado en 4 pies de diámetro (1,2 metros) cayó en Loweville, Nueva York, dejando un montón de gelatina luminosa maloliente que desapareció rápidamente”. Por su parte, el Instituto Franklin de Filadelfia anunció que “una sustancia amarillenta cayó sobre Génova, Italia, en la mañana del 14 de febrero de 1870. Fue analizada por M.G. Boccardo y el profesor Castellani del Instituto Técnico de Génova y se encontró que contenía 66% de arena (principalmente del tipo sílice y algo de arcilla), 15% de óxido de hierro (herrumbre), 9% de carbonato de cal, 7% de materia orgánica y el resto de agua. La materia orgánica contenía partículas parecidas a esporas, granos de almidón, fragmentos de diatomeas (formas de algas cuyas paredes celulares contienen sílice) y glóbulos azul cobalto no identificados”.

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