En 1517 los crónicas hablan de la aparición de una “mazorca flamígera» a medianoche que se mantenía visible hasta la salida del Sol. Montezuma, que vio el cometa antes que sus adivinos, los mandó torturar hasta la muerte por su penosa falta de atención y, de paso, rapiñó sus casas y esclavizó a sus familias. Consultado Nezahualcóyotl, el rey-profeta de Tezcoco, le dijo que su visión auguraba la caída del imperio. Montezuma, aterrorizado, aumentó el número de sacrificios e hizo construir altares para aplacar a los dioses. Y por esas casualidades de la vida en 1519 – el año en el que la tradición azteca decía que iba a regresar su dios Quetzalcoatl a reclamar su tierra-, apareció Hernán Cortés con 508 soldados. Montezuma creyó que se trataba su dios, tal y como se lo había confirmado el cometa. Los presentes en forma de oro enviados por el azteca enfebrecieron a los españoles, que dirigieron sus pasos a Tenochtitlán, donde llegaron el 8 de noviembre de 1519. Agobiado por las profecías, Montezuma entregó su imperio sin la más mínima resistencia.

Occidente tampoco ha escapado a las ominosas profecías de los cometas, generando estallidos de pánico. Los casos más recientes han sido los de 1773, 1798, 1843 y 1857. Pero el más famoso fue el de 1910, con el regreso del siempre aciago Halley. Para echar más leña al fuego los astrónomos declararon que la cola del cometa iba a cubrir nuestro planeta y que en ella se había encontrado un terrible gas venenoso, el cianógeno. Esto hizo que los periódicos aparecieran con titulares como “las mujeres cierran puertas y ventanas para resguardarse del cianógeno”. Desde Francia hasta Haití, desde EE UU hasta Sudáfrica, en todo el mundo se construyeron habitaciones a prueba de gases. Suicidios, ataques de locura y de pánico, asesinatos, hasta la falsa historia del sacrificio de una virgen por una secta en Oklahoma… todo se atribuyó al cometa.

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El astrofísico de la universidad de Yale Bradley E. Schaefer ha recopilado un catálogo de 35 cometas que fueron vistos como augurios por los romanos: solo 2 se vieron como presagios de algo bueno. En Suecia, los 90 avistamientos registrados han sido siempre precedentes de malas nuevas, una constante que demuestran los estudios etnográficos realizados por todo el mundo. Y por la estupidez humana hemos asistido a suicidios rituales como los de la secta Heaven’s Gate. ¿La razón? Subir a una nave espacial que iba –cómo no- en la cola de un cometa.

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