Las aguas del lago, normalmente azules, se volvieron de un rojo intenso después de la desgasificación, debido a que el agua rica en hierro de las profundidades subió a la superficie y acabó siendo oxidado por el aire. El nivel del lago bajó cerca de un metro y los árboles cercanos al lago estaban en el seulo, como derribados. A partir de las obsrvaciones se concluyó que la desgasificación formó una columna de agua y espuma de 100 metros en la superficie del lago, generando una ola de al menos 25 metros de altura que barrió la costa.

Es posible que no solo se liberara dióxido de carbono pues los supervivientes dijeron haber sentido un olor a pólvora y huevos podridos, lo que indica que el dióxido de azufre y el sulfuro de hidrógeno debían estar presentes en concentraciones por encima del umbral de olor. Sin embargo, solo se detectó el dióxido de carbono en muestras de agua del lago, lo que sugiere que fue este gas la principal causa del desastre.

Para evitar futuros desastres un equipo internacional de la UNESCO en la década de 1990 estuvo desgasificando estos lagos. 

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