La montaña de deuda remunerada del Banco Central está generando pagos de intereses a los bancos que ya alcanzan los 145 mil millones de pesos mensuales, monto que supera lo que la Anses y el Tesoro nacional destinan al pago de 4,3 millones de jubilaciones mínimas.

El pago de intereses del Central es consecuencia de la emisión monetaria. Y esa emisión se hace para dos objetivos: para cubrir el déficit del Estado nacional y para pagar, a su vez, los intereses de la misma deuda que generan las Letras de Liquidez (Leliqs) y los Pases pasivos.

Esto no solo es un problema al que el Gobierno no le encuentra una solución, según palabras del propio presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sino que hace volar por los aires una de las principales promesas electorales de Alberto Fernández en 2019.

“Voy a dejar de pagar la usura que se llevan los bancos con las Leliq”, había dicho Fernández el 3 de octubre de 2019 en Lanús, al prometer que usaría ese dinero para mejorar los ingresos de los jubilados.

En su última exposición pública en Parque Norte, Pesce dijo que el Gobierno debía buscar la manera para vehiculizar el dinero de las Leliqs a la economía real. Lo mismo le había dicho a La Voz el ministro de Economía, Martín Guzmán.

“La situación de la suma de Leliqs y Pases es disfuncional, afecta al funcionamiento del sistema económico. Los depósitos que recibe el sistema bancario terminan en Leliq y Pases. Esta disfuncionalidad hay que corregirla”, afirmó Guzmán. Por ahora, no hay anuncios.

Emisión para tapar agujeros

El Central emitió casi 2,13 billones de pesos en 2021. El economista Salvador Di Stefano analizó que hubo una fuerte aceleración en la impresión de moneda a medida que fue avanzando el año. En el primer trimestre fue de 135.000 millones; subió a 195.000 millones en el segundo; en el tercero saltó a 630.000 millones; y en el cuarto, nada menos que 1,17 billones.

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Un análisis de la consultora Econviews indica que los intereses de los pasivos remunerados durante el 2021 sumaron 1,35 billones (2,9% del PBI). Ese dinero lo cobran los bancos por el hecho de “prestarle” depósitos de los ahorristas al Banco Central.

Los datos del informe monetario del Central indican que en diciembre se pagaron 144.920 millones de pesos en intereses, 75% más que en el mismo mes del año anterior. Y en el acumulado de todo el año, el incremento fue del 86,5%.

En 2019, último año de gestión de Mauricio Macri, el Banco Central había pagado a los bancos intereses por 692.713 millones de pesos. Por ello, en 2021, la gestión Fernández pagó a las entidades un 94% más, unos puntos por debajo de la inflación del período, que fue del 113%.

Todo eso responde a que el stock de pasivos monetarios cerró el año en los 4,75 billones de pesos, equivalente al 8,8% del Producto Interno Bruto. Y esta rueda seguirá creciendo este año, dado que la emisión monetaria continuará.

Recientemente, el Central subió las tasas de interés en línea con lo que hicieron otros países de la región y a la espera de que la Reserva Federal estadounidense (ante la inflación más alta desde 1982 en ese país) haga lo propio.

Por ello, con la reciente suba tasas de interés, lo que el Banco Central paga por sus pasivos remunerados alcanzaría los 2,29 billones de pesos en 2022. Dependiendo de la inflación y el crecimiento de este año, los intereses superarían el 3% del producto.

La dimensión del problema

En diciembre el Central pagó intereses a los bancos por casi 145.000 millones de pesos. Para tener una dimensión: son 5 millones de jubilaciones mínimas de las que abona la Anses. En toda la Argentina hay 4.306.934 jubilados que cobran la mínima de 29.062 pesos o están por debajo de ello.

De esta manera, lo que el Banco Central paga por intereses de Leliq y Pases pasivos ya supera al mes lo que la Anses –con la ayuda del Tesoro nacional– destina al pago haberes mínimos. Y es una rueda que acelera: en enero serían unos 155.000 millones.

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La esterilización vía deuda remunerada es para que no se dispare más la inflación. Con un 36,1% de suba, la gestión de Fernández había obtenido un alivio esporádico en el 2020, en un contexto en el que la economía se derrumbó 9,9%.

A medida que las restricciones a la circulación se fueron levantando, el dinero inyectado por el BCRA para financiar los gastos de la pandemia fue impactando en los precios, llevando a la inflación general promedio a ubicarse en 50,9% durante 2021.

Diego Piccardo, economista en la Fundación Libertad y Progreso, opinó que además de que la inflación del año pasado fue de las más altas de la serie, hay que tener en cuenta que hay un componente muy importante de inflación reprimida que se va a reflejar recién en 2022.

Por ejemplo, en 2021 las tarifas de servicios públicos se mantuvieron prácticamente congeladas en el Área Metropolitana de Buenos Aires –donde vive el 40% de la población del país– y hubo atraso en el tipo de cambio.

“A medida que se normalicen estas variables tendrán impacto en la inflación de este año”, señaló Piccardo, a lo que su colega Eugenio Marí agregó: “Al tener un nivel de gasto público elevado, se somete al Central a financiarlo con emisión, que luego es absorbida vía de deuda remunerada y trasladada a emisión futura. Tarde o temprano, ambas impactan en la inflación”.

Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación, opinó que el primer semestre tendrá una mayor alza en el Índice de Precios al Consumidor que 2021. Para todo el 2022, proyectó que la inflación será mayor a la del 2021, acercándose al 60%.

Las 10 consultoras encuestadas por el Banco Central en el Relevamiento de Expectativas de Mercado que más han acertado en 2021 con sus pronósticos, prevén que la inflación de 2022 no será menor a 55,7%.

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Más deuda pública para reducir la dependencia del Central

En el marco de sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno pretende reducir la dominancia fiscal. Por eso, viene incrementando sus emisiones de deuda en el mercado local. Aunque esto no alcanza porque el gasto también crece.

El ministerio de Economía –vía la secretaría de Finanzas–, colocó en 2021 deuda por unos 4,19 billones de pesos: con eso se afrontaron vencimientos por un total de 3,46 billones de pesos. Es decir, se usó la plata para refinanciar deuda vieja.

Los restantes 746.042 millones de pesos del financiamiento neto acumulado a lo largo del año por las colocaciones de deuda en moneda local fueron a financiar el déficit fiscal de la Administración Pública Nacional. Esta es deuda nueva, que se suma al stock.

El dato global del rojo anual se conocerá el próximo jueves. Pero algunas fuentes oficiales ya están dejando trascender que el déficit fiscal primario de 2021 se habría ubicado en torno a los 2,9% del Producto Interno Bruto, muy por debajo del 4,5% proyectado inicialmente.

Ahora, el Gobierno prevé que de los 3,1 billones de pesos que necesitará el Ejecutivo para cubrir el déficit fiscal total, algo más de un tercio (1,08 billones de pesos), sean cubiertos a través de emisión monetaria y el resto con colocaciones de deuda pública en pesos y en organismos internacionales.

Este año hay un nivel muy exigente de vencimientos de deuda en pesos, que alcanza los 4,2 billones. Por ello, el gobierno deberá alcanzar ese piso con nuevas emisiones para poder refinanciar y recién luego podrá pensar en tener financiamiento neto. El 2021 había cerrado con una tasa de refinanciamiento del 122%.

Así, la emisión de deuda pública en pesos superaría en 2022 los 6,2 billones de pesos.

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