PCJJ fue la primera estación de radio de onda corta de Europa y la primera en el mundo dedicada en exclusiva a esa franja del espectro electromagnético. Instalada por Philips en la ciudad holandesa de Eindhoven, comenzó sus emisiones el 11 de marzo de 1927 con una transmisión a las Indias Orientales Neerlandesas con las palabras “Hola Indias Orientales Neerlandesas, esta es una transmisión de los Laboratorios Philips en Eindhoven”. PCJJ pronto empezó a radiar en inglés, español, alemán y holandés a todo el mundo.

Pero por lo que esta estación ha pasado a la historia de los misterios no es por los discursos de la reina Guillermina sobre diferentes temas coloniales el 30 de mayo y el 1 de junio de ese año, sino por algo más extraño que sucedió a finales del verano de 1927.

Según contó en la revista Nature el físico de la Universidad de Oslo Carl Størmer (el primer científico que midió la altura a la que se producen las auroras boreales), el 29 de febrero de 1928 recibió una carta del ingeniero Jørgen Hals, que se encontraba en lo que hoy se llama Bygdøy, un barrio de Oslo, donde le decía: “Por la presente tengo el honor de informarle que a fines del verano de 1927 escuché repetidamente señales de onda corta procedentes de la estación transmisora PCJJ (Eindhoven). Al mismo tiempo que escuché las señales, también escuché ecos. Escuché el eco habitual cuando la señal da la vuelta a la Tierra 1/7 de segundos más tarde, pero también un eco más débil 3 segundos después de la señal principal. De dónde venía no puedo decir nada; solo puedo confirmar que lo escuché”.

Mirá También:  Eventos ficticios que tendrán lugar en 2024

El físico holandés y experto en la propagación de las ondas de radio Balthazar Van der Pol se sintió intrigado y decidió ayudar a Størmer y a Hals, que buscaban una explicación. Intentaron afanosamente encontrar la forma de reproducir este resultado. Durante dos años sus experimentos incluyeron transmisiones de prueba desde los Países Bajos y, en ocasiones, desde Indonesia en lo que probablemente ha sido el esfuerzo más grande jamás realizado para estudiar este nuevo y esquivo fenómeno, los ecos de radio de largo retardo. Tras varios intentos, el 11 de octubre de 1928 lo consiguieron. Un telegrama de Størmer diciendo que había recibido claramente una serie de ecos esa tarde, puso en sobreaviso a Van der Pol: “Decidí enviar esa misma noche una serie de señales de prueba consistentes en 3 puntos de morse en rápida sucesión cada 30 segundos, entre las 20:21 hora local”.

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *