¿Ritual o supervivencia?

Hoy día, en nuestra cultura los perros son incuestionablemente mascotas que, por lo general, reciben el cuidado y cariño de sus dueños. Pero a lo largo de la prehistoria han jugado papeles distintos. Es posible que tuvieran un significado simbólico para los cazadores-recolectores. En un yacimiento de Portugal, Cabeço da Arruda, se encontró un esqueleto de perro casi completo junto a restos humanos. El hallazgo indica que el animal fue enterrado intencionalmente cerca de los humanos.

A partir del Neolítico, es frecuente encontrar perros en contextos funerarios. Durante el Calcolítico, y la Edad del Bronce, niveles en los que el registro arqueológico de perros es más abundante, se mantuvo la relación en hallazgos funerarios, aunque también se documenta el uso de perros como animales de tiro y, según vemos, como alimento.

Aunque el consumo de perros se ha identificado en otros puntos de Europa, en la Península Ibérica solo tenemos evidencias en dos enclaves separados por apenas un kilómetro: El Portalón de Cueva Mayor y El Mirador, ambos en la Sierra de Atapuerca, en Burgos.

A pesar de la evidente cinofagia, es compatible que los perros también se usaran como ofrendas rituales. De hecho, a lo largo del tiempo se han extendido por muchas culturas las ofrendas rituales que conllevaron la ingesta del ser vivo sacrificado. Las culturas clásicas lo llevaron a cabo, los indios norteamericanos y tenemos el caso de algunas culturas precolombinas, que realizaron sacrificios humanos que luego se comían. En el mismo yacimiento de El Portalón se encontró el esqueleto de un niño que pudo sufrir raquitismo y escorbuto. Cercano a él aparecieron tres restos caninos que sugieren una ofrenda simbólica o algún ritual de comensalismo.

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El análisis de piezas dentales del período calcolítico nos indica que la alimentación se basaba en el consumo de carne. Esto se pudo deber a unas condiciones climáticas relativamente secas, que pudo intensificar la ganadería por encima de la agricultura. Esta situación de sequía pudo propiciar escasez de recursos y hambrunas, momentos en los que los perros menos rentables para el humano fueron ingeridos para sobrevivir.

Referencias:

Galindo-Pellicena, M. Á. et al. 2022. Long-term dog consumption during the Holocene at the Sierra de Atapuerca (Spain): case study of the El Portalón de Cueva Mayor site. Archaeological and Anthropological Sciences 14, 84. DOI: 10.1007/s12520-022-01522-5.

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