En las últimas horas se confirmó que Juan Cruz Fernández, el entrenador de fútbol del club Unión Vecinal de Etcheverry, falleció como consecuencia de hantavirus. Allegados y familiares del joven de 28 años lamentaron el derrotero que tuvo atravesar para que médicos que lo atendieron puedan dar con el diagnóstico.

Cruz era una persona muy querida por todos la comunidad de Unión Vecinal de Etcheverry. Además de ser un referente para los más chicos, era ex jugador y parte del cuerpo técnico de la Reserva y Primera División. “Con muchísima tristeza y dolor, hoy despedimos a nuestro amigo Juan Cruz Fernández, pasional como pocos y querido por muchos. Les mandamos un fuerte abrazo a toda la familia, amigos y allegados en este difícil momento«, había comunicado la entidad a través de sus redes sociales el pasado 2 de diciembre, cuando se conoció la triste noticia. «¡Siempre estarás presente en la UVE Juanchi!», fue el mensaje con el que despidieron al joven.

En diálogo con 0221.com.ar, allegados y familiares de Juan Cruz relataron todo lo que tuvo que atravesar desde el viernes 26 de noviembre, cuando comenzó a manifestar los primeros síntomas. “Todo arrancó con un malestar muscular general y un poco de fiebre. Fuimos a la guardia del Instituto Médico Platense y nos dijeron que no lo podían atender porque tenía síntomas compatibles con COVID. Según nos detallaron, primero había que hisoparlo pero a esa hora no lo estaban haciendo y le pidieron que vuelva al día siguiente a las 8 de la mañana. Fuimos al Hospital Rossi y nos dijeron lo mismo”, explicaron.

Luego de dar negativo el test de PCR, Juan Cruz se presentó en la clínica IPENSA, en donde le comunicaron que tenía un cuadro gripal. “Le dieron una pastilla para que tome durante el fin de semana. En caso de que siguiera con fiebre, le dijeron que tenía que volver a hisoparse”, relataron, al tiempo que agregaron que “el domingo a la noche levantó 39 de fiebre”. “El lunes se volvió a hisopar y le volvió a dar negativos. Fuimos hasta la guardia del hospital Español para hacerse una placa de tórax. No apareció nada extraño y tampoco le hicieron más análisis. El diagnóstico fue una ‘angina roja’ y que si se seguía sintiendo mal, continuara con los antibióticos”, subrayaron las personas cercanas a su círculo íntimo.

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A pesar de que Juan Cruz cumplía con las recomendaciones médicas, su estado de salud no mejoraba y los síntomas (fiebre, dolor muscular, náuseas y de cabeza) permanecían. “El miércoles se descompensó al mediodía, empezó a decir que no podía respirar. Cuando llamé a la ambulancia en el SAME me dijeron que tenían 1 hora 45 minutos de demora y que llamara IOMA. Me dijeron que si no tenía riesgo de vida no la podían mandar. En UDEC no atendió nadie”, manifestaron notoriamente indignados por la situación.

En esa línea, detallaron que lo levantaron de la cama para llevarlo a la guardia porque ya no le respondía el cuerpo. “Tuve que salir a pedir ayuda y gente que pasaba ayudó. En el medio llamé a mi papá, lo llevamos a la guardia del Español. Le pusieron un suero para hidratarlo, oxígeno y le hicieron estudios. Estaba ubicado en tiempo y espacio”, indicaron.

Sin embargo, una vez que salió de hacerse la tomografía, los médicos notaron que Juan Cruz no podía respirar y decidieron internarlo en terapia intensiva. “Fue hasta ese momento que nos empezaron a hacer preguntar de si habíamos viajado al exterior, si tuvimos contacto con agujas o ratas. Él había estado en contacto con roedores el 27 de octubre, nos dijeron que podía ser un posible caso de hantavirus”, manifestaron en dialogo con este portal.

Juan Cruz ingresó a terapia a las 15 y a las 20 se conoció que había fallecido. Tras su deceso, los especialistas del hospital Español enviaron las muestras al Instituto Malbran para que sean analizadas. Los resultados arrojaron que el joven de 28 años murió como consecuencia de hantavirus.

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“El sistema de salud falló en todas partes. A nadie se le ocurrió hacerle análisis de sangre o preguntas básicas que tendrían que hacer en cualquier guardia, frente a cualquier cuadro. Nadie le preguntó nada. Recién se les ocurrió esa posibilidad, cuando estaba internado y sin posibilidad de revertir lo que tenía en su cuerpo que era una descompensación general de todos sus órganos. A nadie se le ocurrió preguntar”, expresaron sus familiares.

Por último, advirtieron a los vecinos de la localidad de Etcheverry por la aparición de los roedores en varias propiedades de esa zona. “No sabíamos que podía ser tan grave ni que se contagiaba de una manera sencilla. Después nos enteramos que hay un foco infeccioso en Etcheverry, donde está la casa del padre. Estuvimos cinco días dando vueltas y a nadie se le ocurrió hacerle un análisis respecto a eso. Además de atenderlo o asistirlo de otra forma. Siempre fue mandarlo a la casa o decirle que se hisope”, manifestaron.

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