Sayburç data del noveno milenio a. C., una época en la que los cazadores-recolectores se estaban desplazando hacia la agricultura y los asentamientos a largo plazo.

El edificio en el que se encontraron las escenas narrativas era comunal; los bancos se alineaban en las paredes y los grabados se encontraron en los respaldos de los bancos. En el estudio, Özdoğan señala que la obra de arte puede considerarse un reflejo de la memoria colectiva de la comunidad, algo para defender sus valores. Cuáles eran esos valores, exactamente, podría requerir más investigación.

Así, esta talla recién descubierta, no solo es la narración más antigua de su tipo, sino que el estudio señala que las tallas «reflejan la compleja relación entre los humanos, el mundo natural y la vida animal que los rodeaba durante la transición a un estilo de vida sedentario».

“La dirección y la postura de las figuras implican que están presentes dos escenas relacionadas. Mientras que las otras figuras están una frente a la otra, solo la figura masculina, en alto relieve, mira hacia la habitación, mirando hacia el interior”, apuntan los arqueólogos.

La evidencia arqueológica puede proporcionar una idea de las tradiciones de las sociedades pasadas, pero rara vez sobrevive evidencia más clara, por lo que este descubrimiento es realmente emocionante.

El edificio comunal aún está parcialmente excavado, por lo que es posible que podamos seguir descubriendo más escenas de esta historia antigua. Si bien Özdoğan confía en la interpretación del edificio como un área de reunión, no está segura de qué encontrarán cuando terminen de excavar.

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