Anunciado por el Instituto de Física del Plasma de la Academia de Ciencias de China (ASIPP), se trata de un hito increíble. En la Tierra, los reactores necesitan temperaturas más altas porque las fabulosas presiones de las estrellas mantienen el hidrógeno a raya. Como los reactores terrestres no pueden recrear dichas presiones, se precisan temperaturas de mínimo 100 millones de grados centígrados -es el número mágico de la fusión nuclear- para conseguir el proceso de la fusión. El objetivo es liberar cantidades ingentes de energía, extraerla y convertirla en electricidad.

Tener éxito en la generación de cantidades utilizables de energía a través de la fusión nuclear cambiaría el mundo, pero es increíblemente difícil de lograr. Implica replicar los procesos que tienen lugar en el corazón de una estrella, como hemos vistos y es un proceso titánico. De hecho, uno de los elementos más complicados de lograr es mantener el plasma sobrecalentado confinado durante períodos de tiempo largos para cultivar tiempos de reacción más largos. El problema es que todo esto resulta en un proceso caótico y turbulento, propenso a inestabilidades, lo que resulta en fugas.

A la fusión aún le queda un largo camino por recorrer a pesar de este gran hito. Por el momento, entra mucha más energía de la que podemos sacar del generador de fusión. Y para lograr una fusión nuclear viable, los científicos deben demostrar que pueden producir más energía de la que necesitan los reactores de fusión para funcionar.

EAST es solo uno de los muchos experimentos de fusión nuclear que existen en todo el mundo. Otros experimentos de fusión nuclear incluyen SPARC respaldado por Bill Gates del MIT y KSTAR de Corea del Sur, que recientemente rompió un récord al mantener el plasma supercaliente a un millón de grados durante 30 segundos.

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