«Vivía así, no es desorden del allanamiento», contó Sergio, uno de los vecinos de Fernando Sabag Montiel, el brasileño de 35 años que fue detenido por gatillar un arma frente a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en lo que fue un atentado contra su vida que todavía conmociona al país.

El dueño del PH de San Martín -localidad donde vivía Sabag Montiel- que era alquilado por el acusado desde hacía unos 8 meses fue quien se presentó en la comisaría y ofreció la llave de la vivienda a los investigadores, tras identificar a su inquilino en la televisión. «Todavía estoy sorprendido», dijo en diálogo con Telefé y aprovechó para mostrar la casa donde vivía el ahora detenido. Ubicada al fondo tras pasar por la entrada principal, la vivienda del hombre que atacó a CFK cuenta con un ambiente con cocina y televisor y una lámina con el signo de la paz colgado en la pared, luego hay un patio interno con paredes grises despintadas: «Por acá nos cruzábamos y era hola y chau», contó Sergio. La puerta de la casa es de madera pintada de blanco y de ella cuelga un atrapasueños.

Una vez dentro, lo primero que aparecen son pilas inmensas de bolsas blancas de basura, que prácticamente cubren el lugar. También un parlante de guitarra marca Marshall y una caja de medicamentos vacía y desarmada que según Ámber, la pareja de Sabag Montiel, sería para tratar la escoleosis que él padece. En la casa también se ve una mesa repleta de basura, un plato con restos de polenta y la cuchara adentro y un lavamanos, en la cocina, a punto de desprenderse de la pared.

Así, en medio también de papeles y boletas de impuestos, es que vivía Sabag Montiel quien el último jueves estuvo a punto de asesinar a tiros a la vicepresidenta de la Nación y ahora se encuentra incomunicado y bajo una estricta custodia mientras avanza la investigación.

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La Policía allanó la vivienda, pero Sergio confirmó que el hombre «vivía así, no es el desorden del allanamiento». Los efectivos hallaron en el lugar dos cajas con 50 balas cada una, todas aptas para el disparo. El arma que gatilló frente a CFK también funcionaba, pero por inexperiencia o nerviosismo olvidó cargar una en la recámara y por ello nunca logró su cometido.

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