Tras el descubrimiento de este ejemplar, Thomas Henry Huxley, el apodado “bulldog de Darwin”, fue el primero que propuso la existencia de una relación evolutiva entre aves y dinosaurios. Pero esta hipótesis chocó frontalmente con las opiniones del paleontólogo más importante de su tiempo, sir Richard Owen.
Desde entonces, muchas otras hipótesis surgieron sobre el tema, y ninguna plenamente convincente. Pero el descubrimiento de Deinonychus en los años 60, la aplicación de la cladística —la clasificación de los seres vivos en función de sus relaciones evolutivas— a los dinosaurios, y los descubrimientos de dinosaurios emplumados de las últimas décadas han terminado mostrando quién tenía razón en todo este debate. Algo que la brillante mente de Huxley fue capaz de vislumbrar a partir de analizar este magnífico ejemplar.
Y es que gracias a este Archaeopteryx no solo se resolvió por primera vez el problema de las formas intermedias del registro fósil, sino que fue el punto de partida que nos llevó a descubrir que las aves son, en realidad, dinosaurios.
REFERENCIAS:
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