Los humanos llevamos usando adornos personales o joyería desde hace milenios (al menos desde hace 140.000 años); estas joyas y adornos representaban una asociación con su propia gente, reflejando ya sea la identidad de un clan o el estatus de una persona. Ahora, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Burdeos ha construido una base de datos continental de adornos personales usados por los antiguos europeos que ha revelado la aparición de hasta nueve culturas prehistóricas distintas hasta ahora desconocidas.

Descubren los restos de varias sociedades prehistóricas desconocidasMidjourney/Sarah Romero

El tecnocomplejo gravetiense, término utilizado para describir una cultura particular del Paleolítico superior, es el centro de estos nuevos hallazgos. Este período, que abarcó hace aproximadamente 34.000 a 24.000 años, estuvo marcado por un clima más frío debido a la última Edad del Hielo. Durante esta época, los primeros humanos modernos en Europa crearon una variedad de adornos personales, que protagonizan ahora esta investigación.

La práctica de llevar cuentas entre los humanos, que explotó hace unos 45.000 años, momento en el que las tradiciones ornamentales se convirtieron en una realidad del día a día en toda Europa. «Este es el momento en que los adornos personales adquieren un grado de diversidad, lo que permite a los investigadores investigar con mayor precisión su papel como marcadores culturales», apuntan los autores.

Joyas prehistóricas

Los investigadores analizaron más de 100 piezas de joyería prehistórica y descubrieron que el pasado antiguo era más complejo de lo que imaginábamos. Compilaron un nuevo conjunto de datos de adornos personales usados por los cazadores-recolectores europeos de este período, enfatizando su distribución geográfica en toda Europa, empleando una combinación de análisis estadísticos multivariados y geoespaciales.

El objetivo era descubrir patrones de variabilidad ornamental y diversidad cultural dentro del complejo tecno gravetiense. A través de este proceso, apuntan los expertos en su trabajo publicado en la revista Nature Human Behaviour, podrían comprender la influencia de la distancia geográfica en la diversidad cultural entre las poblaciones gravetianas.

Trazando un mapa de las fronteras culturales de los antiguos grupos europeos.Midjourney/Sarah Romero

Según los investigadores, los gravetienses eran hábiles artesanos, a tenor de la gran cantidad de materiales encontrados para hacer cuentas, como conchas, ámbar, huesos, marfil, dientes (incluidos los de conejos, caballos u osos), piedras preciosas de azabache o incluso astas de animales. Los investigadores identificaron hasta 134 tipos diferentes de cuentas que los gravetianos habían elaborado y algunos parecían colas de pescado; otros búhos… los adornos variaban mucho en tamaño y forma.

Es curioso como estos artefactos, estas joyas prehistóricas han sido a menudo pasados por alto en el gran esquema de los tesoros arqueológicos, pero están demostrando ser tesoros de información sobre las prácticas culturales, las estructuras sociales e incluso las creencias de los pueblos antiguos.

Los artefactos gravetienses revelan un complejo tejido social, que desafía la noción de una población europea prehistórica homogénea.Baker et al., Nature Human Behavior 2024

Combinando los datos de los adornos prehistóricos con información genética, los científicos han identificado la existencia de nueve culturas distintas dentro del período gravetiense. Este descubrimiento es significativo porque sugiere que la variabilidad en la ornamentación no fue sólo el resultado del aislamiento geográfico, sino también de diversas identidades culturales; esto es, los nueve grupos culturales distintos presentaban preferencias únicas por diferentes tipos de cuentas según su geografía, pero las fronteras culturales no eran estancas, ya que ocasionalmente los grupos vecinos también intercambiaban estilos de adornos para distinguirse de los demás.

Las joyas sirvieron como una forma de tecnología de comunicación, revelando conocimientos sobre afiliaciones grupales y estatus social. Por ejemplo, el uso de conchas marinas como adornos estaba muy extendido en la época, pero dónde y cómo se utilizaban difería significativamente entre los grupos. En algunos casos, se encontraron conchas del océano tierra adentro, lo que disipó la idea de que su ausencia en determinadas zonas se debía a la dificultad de transporte.

La joyería prehistórica descubre nueve identidades culturales distintas en la Europa de la Edad del Hielo, cada una con su propio estilo y simbolismo únicos.Midjourney/Sarah Romero

Además de las materias primas, el estudio identificó diferencias en los estilos de los adornos entre lugares. Como dijo Baker a la revista Science: La cultura gravetiana no era “una cosa monolítica”.

«Nuestros resultados son consistentes con la opinión de que al elegir sus adornos personales, los cazadores-recolectores gravetianos seguían, al menos hasta cierto punto, convenciones dictadas por su sentido de pertenencia a un grupo cultural, y que existían fronteras culturales ligeramente permeables entre los grupos», escriben los autores.

Y parece que aún, en la gélida Edad de Hielo, los humanos siempre encontraron momentos para identificar a sus pobladores con adornos personales. «El sentido de pertenencia que sienten todos los humanos hoy en día está profundamente arraigado en nuestra historia compartida y jugó un papel importante en la determinación de cómo se adornaban los pueblos gravetianos«, concluyen los investigadores.

Recreación por IAMidjourney/Sarah Romero

Referencias: 

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