Existe un tipo de caracol carnívoro de aguas profundas, los conos, que inyectan a sus víctimas (peces) una toxina que puede resultar incluso fatal para el ser humano. Estos caracoles sacan su probóscide con forma de lengua y, en un instante, arponean a su presa y la llenan de un veneno paralizante. Sin embargo, ciertos compuestos de este veneno podrían emplearse para crear antiinflamatorios o analgésicos, según ha descubierto un equipo internacional de científicos dirigido por la Universidad de Utah y la Universidad de Copenhague y que recoge la revista Science Advances.

 

Invertebrados asesinos

Los científicos han estudiado en profundidad el veneno de los caracoles cónicos, pero un nuevo estudio explora sus posibles y sorprendentes propiedades medicinales. Hay más de 1 000 especies conocidas de caracoles cónicos, pero únicamente alrededor del 2% han sido analizados de cerca.

El nuevo trabajo ha concluido que este veneno contiene compuestos químicos que pueden adaptarse para tratar el dolor crónico, la diabetes y otras enfermedades humanas. Concretamente, descubrieron que un grupo particular de caracoles cono (Conus rolani) -que vive en aguas profundas y poco accesibles- produce un veneno compuesto similar a la hormona somatostatina, una hormona que, en humanos y muchos otros vertebrados, actúa como un inhibidor multipropósito.

“Así que es esta hormona la que tiene muchas, muchas funciones diferentes en el cuerpo humano. Pero siempre está bloqueando algo. Y por eso, había sido una hormona interesante para el desarrollo de fármacos durante algún tiempo”, explica Helena Safavi-Hemami, profesora asistente adjunta en la Universidad de Utah y profesora asociada en la Universidad de Copenhague y coautora del estudio.

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La diferencia entre la hormona que inhibe el dolor en los humanos y el compuesto tóxico del caracol cono, es que la versión de caracol dura mucho más y podría usarse para ayudar a desarrollar nuevos analgésicos. El compuesto del caracol, denominado Conosomatin Ro1, tiene una vida media de más de 158 horas, informan los expertos.

 

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