Bajando al reino de las galaxias existe una colorida anomalía llamada el Objeto de Hoag, nombrado así en honor a Arthur Allen Hoag, que la descubrió en 1950. Lo primero que pensó este astrónomo norteamericano es que había descubierto una nebulosa planetaria, pero pronto salió de su error: era un objeto extragaláctico. Ahora bien, y como le pasa a cualquiera que vea la imagen de este objeto, Hoag se preguntó: ¿Es un galaxia o dos? El exterior es un anillo dominado por brillantes estrellas azules, mientras que la “bola” central contiene estrellas más rojas y, probablemente, mucho más antiguas. Y entre las dos estructuras no hay, aparentemente, nada. ¿Cómo se formó? Hoag pensó que que quizá era un extraño efecto cosmológico llamado ‘anillo de Einstein’: es el efecto que aparece al pasar la luz de un objeto lejano -normalmente un cuásar- cerca de una galaxia más cercana. Ésta distorsiona la luz del cuásar formando un halo a su alrededor. Pero estudios espectroscópicos posteriores descartaron esta idea porque la bola central y el anillo tienen exactamente el mismo corrimiento al rojo, lo que significa que ambos se encuentran a la misma distancia de nosotros. Desde entonces se ha descubierto que no es una anomalía única, pues se han descubierto otras que reciben el nombre de galaxias anulares. Nadie sabe cómo se formaron pero se piensa que aparecen por una colisión entre dos galaxias.

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