Desde consultas veterinarias programadas a emergencias nocturnas. Existe una extensa lista de motivos que requieren el tiempo y la dedicación de las personas a cargo de animales domésticos. El cuidado de mascotas puede afectar otras actividades, como la laboral, y por ese motivo, un grupo de amantes de los animales -que considera que sus mascotas son un integrante más de la familia- impulsó el debate de incluir en la legislación argentina un régimen de licencias para el cuidado de «mascotas». En la previa del Día del Animal 2023, los detalles del debate.

La iniciativa de Antonella y Omar Marini, y movilizada desde la plataforma Change.org, pretende darle a los animales el mismo estatus legal que a los miembros de la familia humana. Alguno de los puntos que completan la iniciativa es que los animales convivientes sean considerados parte del núcleo familiar, y se otorguen licencias de cuidados y días especiales ante su fallecimiento.

La jueza Elena Liberatori aporta su mirada respecto a las tareas de cuidado de los animales convivientes: «El estado tiene un programa de Protenencia Responsable donde pide que las personas atiendan a sus animales convivientes y procuren su bienestar (…) atender a ese animal que está enfermo requiere que las personas puedan tomar licencia para ocuparse en casos de enfermedad«, indica a Página|12.

Cuidado de animales: qué dice la ley argentina

Según el Código Civil y Comercial de Argentina —actualizado en 2015— los animales son considerados “cosas” que se mueven solas o por acción de terceros, un status legal que se mantiene desde 1869. Así, el Código se refiere expresamente a los animales como “semovientes”.

“En Argentina, la Ley contempla una licencia especial en caso del fallecimiento de un integrante de la familia. Nuestras mascotas son nuestra familia, pero no están incluidas por la Ley”, argumentan los Marini en la solicitud.

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Las personas «pueden tener serias dificultades para llevar a cabo una correcta resolución del duelo cuando sienten que no se validó su dolor, que son juzgadas o no tienen las redes de apoyo necesarias para vivir este proceso que es normal», considera por su parte el doctor en psicología y especialista en antrozoología Marcos Díaz Videla.

Imagen: @rasmus.kaia.thedoxies.

“Vivir un duelo tras la pérdida de un animal es un proceso natural y saludable de adaptación emocional, que puede ser muy similar al desarrollado por un humano, en cuanto que presenta los mismos síntomas: llanto, decaimiento, soledad, culpa, ansiedad, pérdida del sueño o apetito”, detalla.

Los rituales de luto «validan la experiencia de la persona en duelo, creando actos públicos que brindan un reconocimiento social, facilitando el ajuste posterior ¿Qué luto permitimos cuando legalmente no tenemos derecho a tomarnos ni siquiera el día de trabajo para realizar el entierro del animal?«, cuestiona el profesional.

Por su parte, los Marini destacan la intención de revalorizar el vínculo entre las personas y los animales: “Queremos que una ley ampare a las personas que necesitan tomarse días para cuidar a su mascota”, dicen. Ambos son dueños de una empresa de alimento saludable para perros y gatos y su petición, denominada «Parte de la Familia, Parte de la Ley»cuenta con más de 32.000 adhesiones.

Animales sintientes: un proyecto que rechaza el especismo

Otro proyecto que intenta acercar la legislación a la vida cotidiana es el proyecto “Sintientes” que propone modificar el Código Civil y Comercial para que se deje de catalogar a los animales como “cosas” y pasen a ser sujetos de derecho. La iniciativa fue propuesta por la actriz Liz Solari junto a un grupo de activistas y se encuentra en la comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados.

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“Lo que buscamos es la categorización de los animales como sujetos de derechos, esto no significa que sean titulares de los mismos derechos que poseemos los seres humanos, sino que se trata de reconocerles sus propios derechos como parte de la obligación del respeto a la vida y la dignidad de todo ser sintiente”, aclaró Solari durante su presentación en la Cámara de Diputados.

La iniciativa de Liz Solari no prevé diferencias entre animales que se consumen de aquellos que no, ni entre domésticos o no domésticos, sino que hace referencia a todos ellos en su conjunto.

El proyecto detalla que en casos de violación de sus derechos, los animales estarán en condiciones de accionar judicialmente y hasta de reclamar indemnizaciones. “Los animales no humanos se encuentran legitimados para reclamar indemnización por los daños que sufran, en las formas que establezca la legislación procesal aplicable”, explica entre los argumentos.

Personas no humanas: el caso de la orangutana Sandra

“Con los animales convivientes ya hay un grado de tutoría. El vínculo existe y vale un reconocimiento que permita que las personas o tutores tomen licencia para cuidarlos”, asegura en diálogo con Página|12  la jueza Elena Liberatori, quién en 2015 se convirtió en la primera jueza en el mundo en declarar como persona no humana a un animal. Se trata del caso de la orangutana Sandra, en el cual además ordenó que el zoológico de Buenos Aires la liberase.

“Esto es simple y tiene que prevalecer la coherencia. Por ejemplo, el estado tiene un programa de Protenencia Responsable donde pide que las personas atiendan a sus animales convivientes y procuren su bienestar, bueno seamos coherentes, atender a ese animal que está enfermo requiere que las personas puedan tomar licencia para ocuparse en casos de enfermedad”, resalta Liberatori.

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La magistrada destaca un dato particular de la legislación que allanaría el camino para crear bases jurídicas en cuanto a la creación de una nueva norma laboral: “En el país ya contamos con legislación que contempla los derechos laborales de animales”.

“Está el caso de los perros que trabajan en rescate, los perros de Aduana. Estos animales tienen asegurada la vivienda, la atención de salud y se jubilan. Todo esto está regulado. Esto quiere decir que hay una parte de la legislación que contempla sus derechos”, manifiesta la magistrada.

“Considero que el debate sobre la posibilidad de crear una licencia especial para el cuidado de los animales convivientes es bienvenido. Esto es más profundo, debemos analizar como sociedad si queremos que el trabajador sea tratado dignamente y que se contemple que puede integrar una familia multiespecie o no”, resalta.

En los últimos años, se ha acuñado el término “familia multiespecie” para definir a aquellos grupos que viven bajo un mismo techo, unidos principalmente por lazos de afectividad, en el que se incluye alguien de la especie animal (comúnmente perros y gatos). Y porque constituyen un vínculo, son testigo y parte del crecimiento y de la historia de una familia, es que su enfermedad o su muerte pueden significar para el núcleo una pérdida sumamente dolorosa.

«Hoy el concepto de familia ya es un concepto que reconoce el vínculo socio-afectivo, sin necesidad de parentesco. Los animales que conviven con nosotros son parte de nuestras familias multiespecie, y como tales, deberían ser consideradas las licencias médicas para su cuidado», sostiene Liberatori.

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