La batalla política pos elecciones generales tiene un impensado correlato en la Corte Suprema. Primero el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, sorprendió este martes con un discurso en el que pareció parafrasear al ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa. “Ojalá la etapa que se inaugura ahora nos marque un camino de unidad y de unión nacional tan importante para poder poner al país en marcha”, dijo el supremo en un evento por los 170 años de la Constitución Nacional. A ninguno de sus tres colegas del tribunal les gustó que expusiera esa postura de manera tan explícita y ubicada, además, en las antípodas del sentido de los últimos fallos supremos antigobierno. Sólo uno de los jueces, Ricardo Lorenzetti, lo puso por escrito en una extensa carta que envió a sus tres colegas y que dice: «El ‘populismo judicial’, que es cambiar según sopla el viento, es inapropiado como modelo judicial». Lo cuestionó por usar «palabras textuales de uno de los candidatos presidenciales y criticar al otro».

Unidad y equidad

No es la primera vez que Rosatti se posiciona en contra del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei: lo hizo cuando dijo –en relación al plan dolarizador– que «si la dolarización elimina el peso, es inconstitucional». En el discurso del martes en la Facultad de Derecho de Lomas de Zamora volvió sobre la misma cuestión cuando señaló que la «defensa del valor de la moneda, como dice el inciso 19 del artículo 75, no son proclamas políticas que a uno se le ocurren en este momento, están en la Constitución con letras de fuego». «Capacitación de los trabajadores, un crecimiento que debe darse con equidad, con redistribución, con políticas que tengan en cuenta la situación de quienes están en situación de desventaja, inciso 23 del artículo 75 incorporado en la reforma del 94″, continuó. «…Capitalismo sí, propiedad privada sí, pero también en función social», había dicho también al citar otro inciso.

La exteriorización de esta postura de Rosatti, recupera sus raíces peronistas en un momento político/económico crucial, que mantenía silenciada mientras los fallos supremos se acomodaban a las necesidades y deseos de Juntos por el Cambio: la Corte frenó las elecciones en San Juan y Tucumán, con una cautelar resolvió a favor de la Ciudad de Buenos Aires en su reclamo de coparticipación, al gobierno porteño también le dio la razón en la discusión por la presencialidad en las aulas, reimplantó una ley derogada para quedarse con el control del Consejo de la Magistratura, dejó cesante a la jueza Ana María Figueroa que debía resolver dos causas claves donde había sido sobreseída Cristina Fernández de Kirchner (Hotesur-Los Sauces y Memorándum, finalmente reabiertas), entre muchas otras.

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No hubo revuelo el día que otro de los jueces, Carlos Rosenkrantz, dijo que «no puede haber un derecho detrás de cada necesidad», distorsionando la frase de Eva Perón «donde hay una necesidad nace un derecho». Eso fue en junio de 2022 en la Escuela de Pregrado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde habló sobre «Justicia, Derecho y Populismo». El mismo concepto y la teoría sobre el «alto costo» de los derechos usó Milei en plena campaña. Las diferencias políticas y de estrategia entre los supremos estuvieron desdibujadas cuando el objetivo común era el  posicionamiento antigobierno. En algunos casos Lorenzetti se diferenció,  como en el fallo sobre el Consejo de la Magistratura y como cuando el tribunal falló contra las candidaturas de Sergio Uñac y Juan Manzur. Ya en ese entonces le empezó a facturar a Rosatti en el acuerdo que veía en él un papel camaleónico. Vale recordar que todos los miembros de la Corte están bajo un proceso de juicio político.

El presidente supremo siempre invoca un discurso de defensa de la Constitución de 1994 (fue constituyente igual que Juan Carlos Maqueda), pero le da un sentido según cada época u ocasión. Esta vez, usó casi las mismas palabras que Massa, quien dijo que convocará a un gobierno de unidad si llega a la presidencia.  “El canto de las sirenas es muchas veces el canto de la desunión, el canto de la grieta, el canto del enfrentamiento”, dijo, una vez más en alusión a Milei. “Hay que aferrarse al mástil de la Constitución, que es la prenda de la unidad nacional. Fue la prenda de unidad nacional que nos hizo salir de la anarquía en 1853, fue una prenda de unidad nacional para establecer la reforma de 1994 y seguramente va a ser una prenda de unidad nacional para transitar este mar Egeo que tenemos que transitar para llegar al destino que todos queremos”, agregó.

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La carta de Lorenzetti

El texto de Lorenzetti dirigido a sus colegas mezcla el ampuloso lenguaje judicial con comentarios casi coloquiales sobre la repercusión en medios y redes sociales que tuvo el discurso del presidente supremo. Algunas claves de la carta:

* Cuestionó a Rosatti por «el empleo de palabras textuales» de uno de los candidatos presidenciales y criticando al otro candidato. Le adjudica haber difundido su propia exposición en medios para «mostrar una postura respecto del proceso electoral».

* «Esa postura de inclinación hacia un sector, que va cambiando según los tiempos, se ha repetido y por eso estimo que ha llegado el momento de expresar un criterio…», escribió. «Debemos respetar la política partidaria tanto como es exigible que se respete la independencia judicial», reclamó. Habló de la complejidad de la gobernabilidad. Hubo un tiempo en que, sin explicitar por completo una posición política y cuando Rosatti aún no estaba en la Corte, Lorenzetti se ofrecía como garante de la gobernabilidad. Pasó, por ejemplo, en los finales de la segunda presidencia de CFK.

* Señaló algo que Maqueda y Rosenkrantz parecen compartir: «esas declaraciones no fueron consensuadas por la Corte Suprema» y «no la representan».

* El texto enumera repercusiones en los medios para denostar a su colega: «En medios radiales un periodista ha dicho que es ‘deplorable’ esa parcialidad y que sólo le faltó decir ‘viva Perón’. Otro periodista dijo que no cae muy bien que un juez de la Corte haga un ‘guiño’ a un candidato (…)  circulan mensajes en las redes expresando descalificación por esta conducta: ‘la Corte inventó el concepto de panqueque jurídico’; ‘Rosatti pasó de ser ministro K, a ser anti K’, y ahora pro K'», entre otras frases que, por ejemplo, recordaban su cambio de postura en el «2×1» a favor de los genocidas.

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* En otro párrafo dice que en otros países donde los tribunales se «inclinaron hacia un sector», «se desprestigiaron». «…la imparcialidad respeto de las diferentes visiones e intereses, es la principal garantía republicana que una Corte Suprema debe sostener. Si la impresión de los ciudadanos es que la Corte tiene una inclinación partidaria, pierde totalmente su credibilidad», advirtió Lorenzetti. Como todo discurso que reclama independencia es correcto y deseable. Si se mira hacia atrás, es fácil encontrar múltiples antecedentes de falta de independencia a través de las decisiones judiciales, no solo en el alto tribunal sino en los tribunales de Comodoro Py.

* «Los jueces deben abstenerse de opinar, sugerir o dar la impresión de que hay alguna inclinación que afecta su imparcialidad. Violar esta regla significa estar muy lejos del estándar mínimo de seriedad, independencia e imparcialidad que se requiere en la Corte Suprema. El ‘populismo judicial’, que es cambiar según sopla el viento, es inapropiado como modelo judicial», se despachó Lorenzetti.

Al final recordó que el «Código de Ética Iberoamericano «exige imparcialidad, moderación y prohíbe participar en actividades políticas». Le pidió a la Corte que dicte una acordada que adopte ese código de Ética judicial «para prevenir este tipo de conductas». Según pudo saber este diario, es posible que se hable del tema, pero difícil que se adopte la norma. En la Cámara de Casación Penal Federal el juez Alejandro Slokar y su colega Angela Ledesma recordaron la existencia de esa norma internacional y la importancia su acatamiento cuando salieron a la luz las visitas de Mariano Borinsky y Gustavo Hornos a Mauricio Macri. Por entonces ningún supremo dijo nada.

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