Luego de una primavera pospandemia en términos de asistencia a espectáculos masivos, fiestas y festivales a gran escala, el escenario parece haberse acomodado.

En los últimos meses, el aluvión de venta de entradas que derivó, entre otros, en el histórico récord de 10 shows en River por parte de Coldplay parece haber frenado su marcha progresivamente para volver a registrar un ritmo más cercano al normal.

La conclusión anterior tiene mucho de diagnóstico “a ojo” y circulación oral entre productores y trabajadores del rubro, pero también algunos ejemplos concretos que muestran un escenario menos optimista respecto a la primera mitad del año.

Las recientes experiencias de festivales como Primavera Sound (que debutó en Buenos Aires en este 2022) o el cordobés Nueva Generación, cuya quinta edición terminó reprogramada para 2023, son ejemplos pertinentes para pensar qué está ocurriendo con el nivel de venta de tickets en este tipo de propuestas.

¿Qué pasó con la demanda?

Con las particularidades de cada caso, ambos eventos mostraron que aquella marea arrolladora en materia de consumo de ocio que nos acostumbró al término sold out (todo vendido) entre finales de 2021 y comienzos de 2022 parece haberse disipado al menos como fenómeno social.

Tanto el encuentro musical importado de España como el que no pudo concretarse el último domingo en el Kempes mostraron grietas concretas respecto a esa escalada en términos de demanda de meses anteriores.

El festival de renombre internacional producido por DF Entertainment (la misma firma responsable del Lollapalooza Argentina) no tuvo el éxito esperado. Más allá del furor inicial, las ventas no estuvieron a la altura de un evento de primera línea mundial.

Por caso, en Twitter cobró notoriedad una promoción de una galería de locales de ropa que regalaba dos entradas con compras superiores a los 12 mil pesos.

El Nueva Generación, en tanto, se anunció luego de tres años de ausencia pero a menos de tres semanas de su realización alumbró una medida que desnudó sus dificultades: durante más de una semana –y con un CyberMonday como motivo inicial– rebajó sus tickets al 50% del valor que habían alcanzado luego de las primeras tandas de preventa.

Ahora bien, si ya no todos los shows o festivales se venden “como pan caliente”, ¿esto se debe a circunstancias particulares o tiene que ver con un comportamiento cíclico en materia de consumo de ocio? “Se debe a varias cosas.

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¿Caída estacional o signos de crisis?

Primero, tiene que ver con la sobreoferta. Después, los precios de los tickets. No es que estén caros, porque la verdad es que siempre estuvieron desactualizados, pero sí sucede que para el bolsillo actual es un lujo pagar una entrada de cuatro mil, cinco mil o seis mil pesos”, analiza Hebe Sosa, de Producciones HS (antes Delamadre).

Tori Baistrocchi, de BNP Producciones, suma un aspecto importante a la hora de analizar el contexto. “Ha habido una sobreoferta de shows, ha habido mucho”, apunta el productor. Basta revisar la agenda de los últimos fines de semana para ver que ese diagnóstico no suena para nada descabellado.

“También creo que, más allá de que es fin de año, la gente ya volvió un poco a la normalidad. Ya no es una novedad volver a ver un show. Ya viste al artista que extrañabas ver y ahora pensás más en otras cosas. Creo que estamos volviendo a la realidad prepandemia”, apunta Sosa.

A su turno, Florencia Liviero, de Quality Espacio, relativiza el impacto de la pandemia como variable. La responsable de comunicación de la multisala del sur de la ciudad asegura que no se ha notado una merma generalizada en la venta de tickets respecto a los primeros meses sin restricciones para espectáculos masivos.

“Nosotros hemos tenido shows que se han agotado al toque en aquel momento, y ahora también. Sabina se agotó en tres o cuatro días, Miranda! se agotó como todas las veces, Divididos igual”, ejemplifica. “No lo notamos marcado como un fenómeno de la pospandemia que ya no existe. Sí el tema de la previsibilidad de las compras. Antes de la pandemia la gente compraba más hacia adelante y ahora es más cauta”, apunta Liviero.

Para ella, es importante tener en cuenta el aspecto estacional de la demanda detrás de shows musicales o teatrales, que en general es menor en la segunda mitad del año que entre enero y julio: “Llegado fin de año, es el mismo fenómeno que tenemos siempre. Obviamente los gastos son mayores y la gente se cuida un poco más”.

Después del furor, ¿qué?

“Ha habido un furor muy grande el primer semestre. Hasta mediados de septiembre la venta siguió siendo superior a 2019, muy superior”, plantea José Palazzo, de En Vivo Producciones. “A partir de octubre empezó a caer, pero no tiene que ver con algo estacional sino con el deterioro del poder adquisitivo”, apunta el productor, con 96 shows a su cargo en este 2022.

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“Mucha gente gastó ahorros o comprometió pagos a futuro de manera masiva para ver muchos shows. A lo mejor alguien que veía en promedio seis o siete shows al año, capaz ya vio ocho o nueve. Era lógico que iba a suceder, lo teníamos previsto”, especifica Palazzo.

“El Cosquín Rock es la excepción a la regla”, asegura. “Tiene una venta histórica que excede cualquier tipo de crisis. De hecho, muchos de los más exitosos han estado pegados a crisis fuertísimas, es un fenómeno muy difícil de explicar en ese aspecto”, reafirma el creador del festival rockero más importante de Argentina, que para 2023 espera superar “ampliamente” la venta de las últimas dos ediciones, en 2020 y 2022.

“Sí estamos evaluando la agenda 2023 para no sobreponer estilos musicales”, considera de cara a la programación de Plaza de la Música para el próximo año. “Vamos a tratar de que, dentro de nuestras posibilidades, que la agenda no superponga artistas de un mismo estilo en un mismo mes, cosa que en el primer semestre no nos fijábamos porque la venta era explosiva”, resume.

Según Palazzo, sólo los shows en el Mario Kempes lograron un impacto similar en materia de venta, y para él eso se explica por la novedad que implicó el regreso al estadio.

En paralelo, desde BNP Producciones subrayan que los costos de los shows han crecido al ritmo del dólar, mientras que los precios de las entradas no han acompañado esa suba. Si bien los precios que se pagan en Argentina no son discordantes con lo que sucede a nivel mundial, Baistrocchi asegura que el beneficio que deja cada entrada vendida ya no es el mismo de otros tiempos.

“Los valores de los tickets se están acomodando casi a precios internacionales. Eso también nos está dando otra plataforma económica, pero los gastos siguen creciendo, los impuestos también. La ecuación financiera general es muy complicada, muy difícil para el año que viene”, explica.

“Cuando evaluás el valor del artista y los costos, han crecido a la par, y el ticket no los ha acompañado. Salvo en algunos shows, en general el ticket no acompañó ni el crecimiento del dólar ni la suba de impuestos y costos de los shows”, sintetiza Baistrocchi, al tiempo que confirma “bastantes shows” de BNP para 2023. “No sólo acá en Argentina sino en Uruguay, en México y en Estados Unidos”, aclara.

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Los festivales de verano

Luis Barrera, secretario de programación del Festival de Cosquín, señala que el expendio de tickets continúa “a buen ritmo” y se vislumbra “una buena temporada” para el evento que va desde el sábado 21 al domingo 29 de enero (30 y 31 será Cosquín Cuarteto).

“Ya hay poca disponibilidad hotelera para enero, hasta a los artistas les está costando conseguir alojamiento”, explica Barrera en esa sintonía.

“La venta de entradas viene muy bien, fue clave arrancar anticipadamente y con promociones. La venta anticipada permite la previsión de la gente”, añade reafirmando esa decisión, con la que este año se diferenció por ejemplo de Jesús María, festival que comenzó con la venta casi 40 días después de Cosquín.

El anuncio de la grilla parcial y la venta de entradas para cada luna comenzaron el 30 de septiembre, también con la venta de abonos con descuento. Hay promociones con Cordobesa (tres cuotas sin interés) y descuentos para jubilados, menores de 6 a 10 años y como siempre, para residentes de Cosquín.

En el caso de Jesús María, evento que se desarrollará entre el viernes 6 al lunes 16 de enero en el Anfiteatro José Hernández de esa localidad, las entradas tienen precios diferenciados según los días (también hay descuento para jubilados).

Sobre las expectativas, el presidente de la comisión organizadora, Juan López, dijo a VOS que son buenas.

En este sentido López usa otro parámetro para medir el consumo y es la demanda que tiene el festival en materia de sponsors y de puestos de gastronomía.

“En la venta que tenemos por licitación de puestos gastronómicos y de exclusividad de marca hemos tenido muy buenos resultados. Hemos alcanzado el 200 por ciento de recaudación en los puestos y un 300 por ciento en ingresos por marcas, es decir que hemos crecido por arriba de la inflación”, repasa López.

Por otro lado, y sobre la venta de entradas que comenzó hace diez días, el presidente de la comisión asegura que hay “muchísimas consultas” y remarca que ya se vendieron más de 7.000 tickets, el 30 por ciento de entradas anticipadas que se vendieron el año pasado.

“Nuestro festival se caracteriza por mayor cantidad de venta en boletería. Vamos a superar bastante lo que fue este enero que teníamos restricciones y estábamos saliendo de una prohibición de eventos que tuvo impacto en nuestra convocatoria”, remata.

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