El día después de la represión, docentes, gremios estatales, pueblos originarios y movimientos sociales de San Salvador de Jujuy volvieron a la calle para insistir con el reclamo de que la nueva Constitución provincial, que veda el derecho a la protesta, sea derogada. Exigieron además por la libertad de los manifestantes que quedan detenidos en el penal de Alto Comedero, y denunciaron que el gobernador Gerardo Morales busca imponer el terror para desmovilizar.

Con una nueva marcha de antorchas, miles de manifestantes recorrieron el centro de la capital, que hasta entrada la tarde había estado despoblado. Parte de los comercios permanecieron con las persianas bajas y la administración pública no funcionó porque la gobernación decretó un día de asueto. La circulación en la provincia estuvo paralizada por los cortes de ruta. La CGT inició un paro de 48 horas y los gremios docentes continuaron sin dar clases, en pedido de un aumento salarial. Morales publicó en el Boletín Oficial el texto de la Reforma, que entró en vigencia. En el hospital de Soria, Nelson Mamaní, el herido de mayor gravedad durante la represión del martes, se despertó y habló con su familia.

Las movilizaciones de estos días en Jujuy son de sectores muy populares, movilizaciones de pobres, a las que van trabajadores con salarios bajos o que viven de actividades informales, que sienten a la reforma de la Constitución como una nueva amenaza que les traerá más pérdidas de derechos. También hay un poco de clase media, de sectores universitarios, pero hasta ahí.

El golpe dado por la represión sobre el cuerpo social se notó, y en la marcha de antorchas en el anochecer del miércoles no hubo tanta gente como en la protesta frente a la Legislatura, el día de la jura de la Constitución, cuando las calles estuvieron desbordadas.

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Las docentes encabezaron la movida acompañadas por la titular de la Ctera, Sonia Alesso. Las maestras son un mundo aparte en las movilizaciones, con su hit “Morales gato (ladrón)”, que es lo más coreado. Detrás marcharon la CTA y los trabajadores estatales. También salieron todos los movimientos sociales de la Unidad Piquetera, agrupaciones de la izquierda, los municipales del SEOM y organizaciones de la UTEP, como el Movimiento Evita y la CCC. La reforma de la Constitución generó una impensada unidad de todos estos sectores. A ellos, desde el interior de la provincia, ayer se sumaron otras dos organizaciones de perfil popular, los gauchos de Güemes, que desembarcaron en la ciudad con sus caballos, y una numerosa delegación de mineros de la Mina Aguilar, el emprendimiento minero más antiguo del país.

Sin embargo, también en la calle se vieron dos posturas. La Unidad Piquetera y los referentes de izquierda reafirmaron un mensaje más disruptivo, poniendo el acento en la idea de que el pueblo “perdió el miedo”. En los gremios docentes, en cambio, las declaraciones buscaron remarcar que se habían movilizado “de manera pacífica” a la Legislatura, pese a lo que fueron reprimidos. Por esta diferencia sobre cómo seguir con el conflicto, los manifestantes se dispersaron. Unos se quedaron en la plaza, frente a la gobernación; otros decidieron no permanecer mucho tiempo cerca de las vallas y el operativo policial que rodeó a la casa de gobierno y hacer un recorrido en las calles del centro.

Sin dudas, el malestar por el modo en que Gerardo Morales reformó la Constitución, manteniendo el texto del proyecto en secreto y haciéndolo aprobar de apuro, con los votos del radicalismo y el PJ jujeño, atraviesa a toda la sociedad. Los automovilistas acompañan el paso de las marchas con bocinazos y en las plazas y bares se oye la misma afirmación: “Morales quiere sacarle las tierras a los pobladores ancestrales”. En este punto, y en la sospecha de que detrás están los intereses del negocio del litio, no hay fisuras, todos se encolumnan.

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Los gauchos improvisaron unas palabras dirigidas al resto de la marcha. «Nosotros estamos acá para acompañarlos, tenemos nuestras demandas, pero vinimos a apoyarlos. «¡Vamos pueblo, les decimos que no aflojen, estamos juntos en esta lucha!; ¡Arriba nosotros el pueblo, y abajo Morales con su Reforma!».

Los mineros también explicaron las razones de su adhesión, que los llevó a salir a las cinco de la mañana de Mina Aguilar, para pasar a dar su respaldo a las comunidades de los pueblos originarios que cortan la ruta en Purmamarca y terminar en la marcha de antorchas de San Salvador. «Nuestras familias son de campo, tenemos sembrados, tenemos animales; ¿cómo los vamos a perder?», dijo uno de ellos. Agregó que sus salarios son bajos, «menos de la mitad de lo que gana un minero en el sur», y que creen que esto es el resultado «de un acuerdo del gobernador con el sector privado».

Los gremios anunciaron que hoy volverán a marchar con los mismos reclamos. Para los docentes, además, será un día de paro nacional.

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