El repaso de los partes oficiales del irresoluto conflicto armado entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por su sigla en inglés) provocó consternación.

Desde el recrudecimiento de las hostilidades internas entre quienes pugnan por el poder político en el país africano –a mediados de abril último–, han muerto más de 700 civiles (820 según el Sindicato de Médicos de Sudán). Además, al menos otros 5.500 resultaron heridos y más de un millón de personas decidieron desplazarse dentro del territorio nacional o buscar refugio en países vecinos para ponerse a salvo del fuego cruzado, que se focaliza en la capital, Jartum, y en sus alrededores.

Save The Children precisó que, del total de civiles muertos en el último mes, 190 eran niños y niñas. Los médicos voluntarios de esta organización no gubernamental internacional que trabaja por los derechos de la infancia aseguran que los pacientes que atienden llegan tras largos viajes y se encuentran con que no tienen ni siquiera paracetamol para suministrarles.

Sobre el éxodo forzoso la Matriz de Seguimiento de Desplazados publicada el jueves último por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) detalló que 843.130 personas se desplazaron dentro del país, mientras que 253.591 huyeron de territorio sudanés, lo que sitúa el total en cerca de 1,1 millones.

Así, indicó que “la estimación de desplazados desde el inicio del conflicto es comparable a la recopilada por la MSD en Sudán para todos los desplazamientos en 2021 y 2022, sumados”, antes de advertir que “muchas zonas siguen inaccesibles a actores humanitarios”.

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“Las estimaciones de desplazamiento están fundamentadas en informaciones preliminares de equipos sobre el terreno y deben ser tomadas únicamente como estimaciones”, aclaró la OIM, al tiempo que precisó que los informes sobre estos desplazamientos han sido emitidos desde 16 de los 18 estados que componen el país.

Situación límite

Otro dato que transcribe el espanto de manera acabada lo aportó el viernes último la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (Ocha).

Según esa dependencia del Secretariado General de la ONU -creada en 1991 para responder con inmediatez ante emergencias complejas, desastres naturales y conflictos políticos de envergadura-, 24,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el país africano, de unos 46 millones de habitantes.

A finales del año pasado, la cifra de quienes requerían ese tipo de asistencia para satisfacer requerimientos básicos como agua para consumo, alimentación, asistencia médica y refugio era de 15,8 millones de personas.

Eso significa que la vulnerabilidad extrema de los hogares sudanese escaló un 57% como consecuencia de los combates internos.

Ante esta situación, Naciones Unidas acaba de hacer un llamamiento a recaudar más de U$S 3.000 millones para entregar ayuda humanitaria a los afectados por el conflicto, así como a los refugiados que huyeron de los combates a otros países de la región y a los propios países receptores para poder hacer frente a la situación y garantizar la entrega de apoyo.

El Plan de Respuesta Humanitaria para Sudán ha sido revisado respecto al presentado en diciembre de 2022 y en la actualidad asciende a U$S 2.560 millones para dar ayuda a 18 millones de personas en el país africano, cifra a la que se suman U$S 470,4 millones para apoyar a refugiados, retornados y comunidades de acogida en países de la región.

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Generales enfrentados

Cabe recordar que las refriegas encarnizadas del último mes impactaron de manera grave en la línea de flotación de la transición pacífica hacia un gobierno civil que se inició en diciembre del año pasado y sepultaron bajo una parva de dudas las esperanzas depositadas en ese proceso.

En el campo beligerante las fuerzas leales a dos generales enfrentados se disputan el control de Sudán desde mediados de abril, en el último acto puesto en escena de la obra de terror escrita a fuego y puño violento tras el derrocamiento del expresidente Omar al-Bashir, en 2019.

Los protagonistas principales de la realidad caótica y desesperante son los líderes militares Abdel Fattah al-Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo.

El primero tiene rango de general del Ejército sudanés y ejerce la jefatura máxima del Consejo Soberano de Sudán.

Hamdan Dagalo es comandante de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido, compuestas principalmente por las milicias de Yanyauid que lucharon en nombre del gobierno sudanés durante el conflicto de Darfur y fueron acusadas de numerosas atrocidades contra civiles.

La Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo –organización económica y de integración del África Oriental– dijo que tanto el Ejército como las RSF “son responsables de cualquier atrocidad que pase en el país”, a la vez que advirtió a los líderes militares de ambas facciones que tendrán que rendir cuentas por los actos en el marco de la guerra.

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