La justicia detuvo este viernes a otras cuatro personas por el homicidio de Agustín Ávila (16), el adolescente que murió el sábado pasado en Jesús María, tras ser atacado por una patota cuando intentó recuperar una gorra que le habían robado.

Las detenciones se realizaron en el marco de 10 allanamientos simultáneos realizados en esa localidad, a 50 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba. El operativo fue ordenado por la fiscal de Deán Funes a cargo del turno de feria en Jesús María, Carolina Elías.

Los detenidos son dos mujeres mayores, una de ellas imputada por homicidio en calidad de partícipe necesaria, mientras que la otra está imputada por robo; y dos menores, también señalados como partícipes necesarios de homicidio.

Los allanamientos se realizaron con el objeto de secuestrar prendas y otros elementos relevantes para la causa. Si bien desde la fiscalía no brindaron detalles, se supo que la jornada incluyó una reconstrucción de los hechos de la que también participó Vanessa, la madre de Agustín.

El otro detenido, un adolescente de 15 años, está recluído en el complejo Esperanza, un centro para menores en conflicto con la ley penal dependiente de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). El adolescente detenido ya tenía antecedentes por delitos contra la propiedad y, según indicó su padre ante medios periodísticos, estaba sumido en un cuadro de consumo problemático de drogas.

Cómo ocurrieron los hechos

Según el testimonio de la familia de Agustín, el sábado 7 de enero, el joven llegó a Jesús María con un amigo, donde iría a encontrarse con sus padres y un hermano menor, quienes habían ido a visitar a su abuela. Luego pasarían un rato en las inmediaciones del estadio donde esa noche cantó Soledad Pastorutti.

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Cerca de las cuatro de la mañana, Vanessa, relata que el clima se puso un poco violento. Un grupo de unos 20 jóvenes que estaban a pocos metros de ellos, comenzaron a atacar y a golpear a dos chicas. Los padres de Agustín relatan que en el lugar había dos policías uniformados que no intervinieron, y los jóvenes siguieron su camino empujándose y golpeándose entre ellos.

Fue entonces cuando la familia de Agustín decidió que era tiempo de volver a casa. Empezaron a caminar hacia la casa de su abuela, donde habían dejado el automóvil, cuando un integrante de la patota que había protagonizado el incidente anterior, golpeó a Agustín en la cara y le quitó una visera. Cuando el joven y su amigo fueron a recuperar la gorra, fueron atacados por un gran número de jóvenes, varones y mujeres, que Vanessa calcula en no menos de 10.

En medio del ataque, Agustín quedó tendido en el piso, donde recibió golpes de puño y hasta un botellazo. Los padres del adolescente no saben precisar en qué momento habría recibido un corte en su cuello, que lo habría desangrado, provocándole la muerte.

Al ver al adolescente en el piso, con sus ojos desorbitados, los padres pidieron el auxilio de una ambulancia que estaba en el interior del estado, pero no fueron escuchados. Finalmente, cuando una ambulancia llegó hasta el lugar, cerca de las 4.30, Agustín ya no tenía signos vitales.

Unos 20 jóvenes de entre 14 y 22 años fueron demorados en la comisaría local, pero solo uno de ellos, de 15 años, había quedado detenido.

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Señalan a la Policía

Tras la muerte de Agustín, Vanessa, quien también recibió lesiones por parte de las integrantes de la patota, relató que el grupo que atacó a su hijo esa noche ya había protagonizado disturbios y ataques a otras jóvenes en ese mismo sector.

También indicó que en el lugar había dos policías uniformados, que no actuaron y permitieron que los jóvenes siguieran sosteniendo esa conducta. “La policía no actuó, esto se podría haber evitado”, advirtió la madre, que se constituyó en querellante de la causa, bajo la representación del abogado Carlos Nayi.

En una carta enviada a los medios de comunicación , Vanessa expresó: “Quiero pedir justicia por la muerte de mi Agus. Sé bien que nada ni nadie me lo va a devolver, pero pido justicia. Pido que por favor cambien las leyes, que un menor de edad tiene que pagar lo que hizo. No puede ser que quede impune, que no pueda ser juzgado ni condenado”.

En la carta, la madre de Agustín también reclamó un cambio de leyes y agregó: “Hoy estoy de pie y con muchas fuerzas. No voy a descansar hasta que vea a todos los integrantes de esa banda pagando por arrebatarle la vida a mi hijo, porque por su culpa, por el mal accionar de la Policía, por la ambulancia que se demoró en llegar, hoy mi Agus no se encuentra aquí conmigo”.

Por otra parte, Carlos Nayi dijo que “la familia está muy agradecida con la fiscal Elías y el fiscal general por su desempeño en la búsqueda de los responsables”. También aseguró que tuvo un contacto con autoridades del Tribunal de Conducta de las Fuerzas de Seguridad, quienes se comprometieron a analizar el desenvolvimiento de los agentes policiales durante esa jornada.

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