La Asociación de Editores de Madrid distinguió con el Premio Antonio de Sancha a una biblioteca que lleva por nombre «Resistiré» y está ubicada en el hospital de campaña del predio ferial Ifema, Madrid, que fue construido a contrareloj cuando se elevó la curva de contagios en esa comunidad.

El galardón que en otras ediciones premió a escritores como Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Alicia Martin, concedió su edición 2020 a la biblioteca Resisitré por «pensar en los libros y la lectura como una forma de soportar mejor la enfermedad y el aislamiento que supone estar ingresado en un hospital de estas características en esta pandemia”.

El presidente de la Asociación de Editores, Manuel González, dio a conocer el reconocimiento a los principales responsables de la biblioteca: las enfermeras Ana Ruiz y Alba Justicia, que promovieron la iniciativa, y los voluntarios Mar Eguiluz y José Luis Molinero, que la gestionan cada día desde su puesta en marcha el pasado 30 de marzo.

Con el Premio Antonio de Sancha a la biblioteca Resistiré, la Asociación de Editores de Madrid quiso «ejemplificar y aunar las cualidades colectivas de abnegación y sacrificio demostradas por sanitarios, profesionales y voluntarios de toda índole que luchan contra esta enfermedad», señala el comunicado, según informó la agencia de noticias EFE..

De este modo, los libros ocupan un lugar significativo al ser considerados como «magníficos recursos terapéuticos contra el dolor, la soledad y el desaliento… a la vez que vacunas invencibles contra la ignorancia y la barbarie que contaminan la salud cívica y moral de los seres humanos”, afirmó González.

Una propuesta recreativa para enfrentar la pandemia

La biblioteca Resistiré nació en la madrugada del 30 de marzo para llevar la lectura a las personas que se encontraban en el hospital provisional madrileño. La iniciativa fue de Ana Ruiz, una enfermera lectora, que cuando vio la «soledad» de aquel espacio, pensó en libros como aliados. Pidió ayuda a su club de lectura y autorización a sus superiores y un día después de ser designada al hospital Ifema, llegó con un lote de libros que ella misma descargó de su propio auto.

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“Nos destinaron a Ifema y cuando llegué me encontré con la soledad de los pacientes. Estaban contentos de estar bien atendidos, pero era una nave sin ventanas, sin luz. Ellos no sabían qué hora era, ni tenían entretenimiento, ni visitas, así que pensé: ´bueno, aquí hay que traer libros´», explicó Ana Ruiz.

A la llamada de Ana, también respondió Alba Justicia, que acercó 80 libros de su biblioteca personal para hacer crecer el proyecto porque «los libros te hacen abstraerte, viajar a otros mundos, te hacen evadirte, olvidar todo… y eso es lo que estaban necesitando nuestros pacientes”, explicó Justicia.

Desde entonces, la biblioteca Resistiré ofrece libros, revistas, pasatiempos y gafas de lectura para que los pacientes de coronavirus puedan llevar mejor su estancia en el hospital provisional.

«Cuando llego cada día me encuentro los carros desordenados y eso me encanta, porque significa que la biblioteca está viva, que los pacientes buscan, remueven y encuentran su libro. Algunos son lectores exigentes, saben muy bien lo que quieren. Otros debutan tímidamente en el mundo de la lectura o retoman ese placer abandonado hace tiempo», contó Mar Eguiluz, que además de gestionar la biblioteca, es voluntaria en el control de admisión.

El cuarto encargado de Resistiré es José Luis Molinero, que se ocupa de recibir todas las donaciones y llevarlas al hospital, donde organiza los libros.Calcula que hasta la fecha la biblioteca puede haber recibido más de 4.000 libros.

«Hubo una señora que vino a pedirme algo para leer”, cuenta José Luis. “Le pregunté qué género quería y me respondió que hacía 30 años que no leía. Le ofrecí ´La isla del tesoro´ de Stevenson y a los dos días volvió; quería más. Había recuperado la afición por la lectura. Aquí los libros cobran importancia, vuelven a ser objetos de deseo para muchos”.

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